La estrategia actual del ejecutivo federal es un fracaso no reconocido porque significa un tropiezo político, que vale más que la vida de miles de mexicanos, que la paz y libertad. Es una terquedad irracional, que debemos de combatir, en un debate nacional con la participación de todos los ciudadanos Ya basta de Sangre!
Entre muchas otras, resaltamos los siguientes 9 daños colaterales de la actual estrategia de guerra al crimen organizado que lleva mas de 4 años:
1) A nuestro glorioso Ejército, tan respetado por todos los mexicanos y que ahora realizan acciones que deberían ser atendidas por las autoridades que fueron creadas para tal fin
2) A las familias mexicanas que ven caer por balas irresponsables a quienes eran parte insustituible de sus vidas
3) A todos los mexicanos que ahora no tenemos hora ni lugar tranquilo, que paseamos atemorizados o de plano no disponemos de la tranquilidad y paz para ir al trabajo, a los centros recreativos, o de compras
4) A las instituciones públicas que complacientes, se retiran de sus obligaciones constitucionales, para que otros hagan su trabajo
5) A la economía al reducirse el turismo extranjero, alejarse las inversiones productivas que pueden disminuir desempleo y pobreza
6) Al sector comercio que vive y sobrevive como en los mejores tiempos de Al Capone (pagos por protección, secuestros, amenazas, extorsiones, chantajes)
7) Al ciudadano común y corriente, ya no cree en el gobierno (federal), que se hace apático, conformista, de la vista gorda (que no ve, ni escucha ni habla);
8) A las autoridades locales encargadas de la seguridad y el orden, al caer en prácticas ilícitas (por temor, amenazas o ambición) que deja a todos los ciudadanos indefensos
9) A los derechos humanos, a la libertad, a los jóvenes y niños que son blanco cautivo de sustancias adictivas y que se pierden para la sociedad.
Por todo lo anterior, es necesario que se acepte --aunque sea la figura presidencial-- que el reconocer un error es de sabios, que el equivocarse es de humanos. Retomemos el rumbo del país, construyamos una nación alejada de la violencia, el temor, la incertidumbre y más cerca de la paz, la libertad y la concordia.
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!