El hombre por naturaleza es diverso. La cultura, genética e instrucción familiar y formal hacen de cada uno de nosotros un ser individual, distinto, único.
Al igual que el gigante Anteo, Nuestra fortaleza reside en la tierra, Gea. De ella proviene nuestra diversidad biológica y al hombre le corresponde gestionarla, protegerla y enriquecerla.
Nuestro primer deber, entonces, es hacerlo con nosotros mismos, conocernos profundamente en nuestro diverso interior –biológico, social, espiritual y mental.
Sólo así asumiremos responsablemente la responsabilidad suprema de obedecer a la naturaleza, con imaginación y creatividad. Estoy convencido de que tenemos la capacidad de realizar una transformación sustentable, en la que actuemos como nos lo propone John C. Sawhill:
“…Una sociedad se define no sólo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir…”
Angel Gurria lo plantea claramente en el prólogo de Planeta Vivo --Informe 2010 ---Biodiversidad, Biocapacidad y Desarrollo --de la WWW The Living Planet Report 2010:
"...educar y motivar a la gente para que ajuste sus estilos de vida, de manera que podamos dejar un planeta mas sano a las generaciones futuras..."
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!
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