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lunes, 17 de enero de 2011

Ser o no ser verde, ese no es el problema: Hacia una economía verde

Mucho se ha hablado del movimiento verde, al cual se debe el título de mi intervención, mismo que ha generado una multitud de acciones, que si bien contribuyen a disminuir algunos impactos del hombre sobre su ambiente, no son suficientes; de ahí que le haya pedido prestado a mi buen amigo Claudio Rodrigo Rivas, editor responsable de Hands Earth, una revista electrónica mensual (http://www.handsearth.com/magazine/2010/he012010.pdf); el título de la misma, a fin de dejar claro que lo que verdaderamente queremos decir es un enfoque, estilo o propuesta sustentable, que tome en cuenta, además de los aspectos ecológicos, los de índole social, económica y humano

Hablar de crisis ya se hizo cotidiano. Las tenemos todos los días, desde las de orden mundial como la financiera, la ambiental (con el cambio climático, pérdida de especies de plantas y animales, contaminación, destrucción de ecosistemas….), hasta las agroalimentarias (y sus manifestaciones, causas o consecuencias como la pobreza, la desnutrición, alta vulnerabilidad ante las enfermedades…). Sin embargo, para contrarrestar esas situaciones nocivas a la sociedad, es necesario tomar acciones, no esperar que de manera automática o por inspiración superior desaparezcan.
Es conveniente recapacitar, en lo señalado por el genio de A. Einstein:
“…Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía…”
Y si nos proponemos convertir las crisis en retos, una acción fundamental es la de cumplir primeramente todas nuestras responsabilidades. ¿Cómo intentar cambiar el mundo, si no lo conocemos?; ¿cómo podemos ayudar a una persona a superar sus limitaciones, si no estamos preparados para ello, y ni siquiera lo hemos intentado en nosotros mismos? ¿Cómo ayudarnos a nosotros mismos si no sabemos que tenemos, si no conocemos la causa de nuestros males, hábitos o conductas?


¿Cómo convertirnos en organizaciones –universidades, empresas, fabricas, industrias-- que sean capaces de dejar atrás sus enfoques obsoletos, y que se transformen en un nuevo organismo pleno, vigoroso, emprendedor, valeroso, asertivo, con un conocimiento más completo de sí mismo, de su vida y de la de los demás, y sintiéndose más dueño de su destino?.
¿Cómo transformar esa perniciosa actitud de soberbia que nos asfixiaba para poder aceptarnos como somos, vencernos a nosotros mismos y cambiar nuestros hábitos negativos y defectos de carácter en un nuevo sentimiento de aceptación?

¿Cómo dotar a las personas que integran nuestra organización o empresa, de un potente escudo de positivismo que los blinde ante cualquier circunstancia, sin dejar por ello de reconocerse como seres limitados?
Y hacerlo de manera permanente para que ahora vivan un estilo de vida que los mantenga en un estado o condición, altamente saludable, pleno, renovador y positivo, en los planos de la existencia humana: mental, físico, emocional, familiar y espiritual.

El mundo actual, está repleto de libros, seminarios, videos, audios, discos, talleres, técnicas, que tocan los aspectos del ambiente, de la ecología de la sustentabilidad. ¿Cómo convertir las lecturas, conferencia, taller, video o audio a un plan de vida?

En la búsqueda del eslabón perdido, de la poción mágica o receta infalible que nos ayude, nos convertimos en cazadores insaciables de cuanto libro o método aparece, o que alguien se saca de la manga.

Hace poco leía la siguiente pregunta, planteada por un grupo de consultores que se denominan a sí mismos como “renegados” -–aquellos que piensan fuera de la caja, que retan el status quo y cuestionan los ideales establecidos para hacer nuevas olas, que forjan nuevos territorios y construyen estándares nuevos y mejores--:

¿Pongo en práctica lo que predico viviendo lo que he estado aprendiendo y experimentando de verdad lo que espero tener, hacer o ser? (http://renegadegrowthpak.com/details.html)

Yo agregaría de manera específica el siguiente cuestionamiento a todos los empresarios de México y del mundo
“… Pregúntate que mundo le heredarás a tu empresa; Pregúntate, además, que empresa le entregarás al mundo…”

Y las universidades ¿qué rol tienen en éste tema, dentro de su desarrollo científico y tecnológico, de su contribución al conocimiento universal, tanto en sus aportes formativos como al desarrollo y progreso humanos? Sin duda que deben de profundizar sus investigaciones sobre los problemas contemporáneos de la sociedad, y para ello, los estudiantes universitarios deben de recibir conocimientos actualizados en las disciplinas que sustentan su profesión; y debe de hacerse por profesores actualizados, que se mantienen al día, que conocen lo que se hace en el plano internacional, en las fronteras del conocimiento y por supuesto estar a la vanguardia de los desarrollo científicos.

Aquí reside el valor estratégico de la investigación y del investigador, que hace posible que se comparta el conocimiento actualizado producido en cualquier rincón del planeta, y que hace congruente la práctica de investigar y educar, las pone juntas, como hermanitas siamesas; ya no imparto mi cátedra, repitiendo el conocimiento basado en libros y de la literatura disponible –a veces ni siquiera la que existe-, sino que lo hago como resultado de mi propia investigación y de mis propios libros.

Ninguna Universidad está aislada en este concierto de responsabilidades y roles que tiene que cumplir para con el desarrollo cultural de la sociedad que le da sentido.
La misión insustituible de la Universidad es la de liderar la imaginación y la de edificar una civilización nueva, de una nueva Humanidad compuesta de manera muy heterogénea, aún dentro de un mismo país. El reto del nuevo paradigma de la universidad ante la sustentabilidad, debe de darse, partiendo de las funciones sustantivas de la misma y articulándolas orgánicamente:

1) Formación (incorporar otros Discursos e ideas emergentes);
2) Investigación (nuevos referentes científicos y Otras Racionalidades del
conocimiento)
3) Extensión (un nuevo reencuentro universidad-sociedad); y
4) Difusión (fortalecer el diálogo entre saberes)

El reto mayúsculo es hacer sustentable lo insustituible y sustituir lo insustentable.

¿Qué hacer para hacer realidad la sustentabilidad en las universidades? La primera y más importante tarea es que se apropien de ella, los maestros, los estudiantes, los trabajadores, las autoridades .Es un proceso, que va más allá de las acciones cotidianas de ahorrar agua en la regadera o no tirar basura, o cuidar la luz; o inclusive impartir cursos de ambiente y sustentabilidad.
Bien lo decía Clay Shirky (autor del libro Aquí viene todo el mundo):

“…Una revolución no se da cuando la sociedad adopta nuevas tecnologías; sucede, cuando la sociedad adopta nuevas conductas…”