Jorge Galo Medina T. y Gaysi Medina F.
Hace ya varias décadas, un
joven saltillense, se propuso realizar un viaje personal para
cambiar su forma de vida. Una
vida, llena de claroscuros, llegaba a un umbral, que de cruzarse
significaba estancarse en ese pantano de la vida, que como muchos seres
humanos como él, lo habían hecho. Un pantano mental, al que se llega por muy
diversos caminos y del cual difícilmente se sale. Su presente estaba lleno de
un pasado significativo, y, le llamaba para tomar una decisión que lo ubicaría
en un futuro lleno de promesas y realizaciones. Como todo proceso de vida, el
cambio de las actitudes del ser humano es un largo camino, repleto de
trampas y recompensas. Sin quererlo, se estaba planteando una de las preguntas
más trascendentales que todo hombre o mujer en algún momento de su vida es
capaz de hacerse: ¿En quién me estoy convirtiendo o transformando? Y si
bien este cuestionamiento no tiene respuesta única, en el fondo significa, que
si tenemos opciones diversas, y que tenemos que escarbar hondo al interior de
cada uno, para convertirnos en una realidad diferente a la que somos.
Como todo ente social, Carlos Aguirre,
tenía una identidad histórica que lo unía al pasado, una identidad
cultural de costumbres y tradiciones que lo ubicaba en el presente, y una
identidad visionaria llena de sueños, aspiraciones, recreaciones y de
imaginaciones que, convertidos en proyectos y propuestas con metas, lo
posicionaba en el futuro. Con este morral tridimensional, iniciaba una
jornada en busca de su desarrollo personal, explorando el autoconocimiento y la
aceptación de su realidad, como piedra angular para encontrar su propio camino
de crecimiento.
En ese sendero de lucha para vencerse primero
a sí mismo, veinte años atrás, Carlos tomó la decisión de
internarse en una clínica de recuperación, para iniciar su carrera como
terapeuta especializado en adicciones y recuperación. Crea la Fundación Ave
Libre a partir de la cual se establecen varias casas de medio camino
y clínicas de rehabilitación; y como cimiento, crea la fraternidad y Programa
‘Mispah’, desde el cual han recibido ayuda miles de seres humanos
mediante una singular experiencia espiritual, que les ha permitido alcanzar la
sobriedad, la recuperación y la libertad. Posteriormente, crea el Taller
de Autoconocimiento Profundo, como metodología integradora de toda su
experiencia terapéutica, la cual recientemente quedo formalmente aprobada y
publicada como norma de competencia de CONOCER, como ‘Taller de Autoconocimiento
Profundo con Orientación Productiva’.
Durante su consolidación como
terapeuta profesional, Carlos fue plasmando en diversas publicaciones
muchas de sus experiencias, como testimonio de su quehacer. Los libros hablan
del autor y sus circunstancias, por lo que dejemos que sean ellos los que nos
narren un poco de la vida de Carlos al servicio de muchas vidas.
En ‘Las puertas de la locura y de la
muerte’ y ‘Manipulación o codependencia’, se habla del presente, ¿qué
pasa conmigo?, ¿por qué soy como soy? Esto es, como entender mi
situación actual o presente. Al nacer, nuestro equipaje solo consiste de
dos cubetas, una, llena de oportunidades, la otra, vacía de experiencias.
Al crecer y desarrollarnos, vamos llenando la última y agotando la primera. En
ese viaje perdemos el equilibrio, ya que no hay correspondencia entre las
emociones y sentimientos que acumulamos y los resultados que encontramos. El
desequilibrio se convierte en una vida sin sentido, no encontramos
nuestro lugar en el mundo, desencajamos, desentonamos, y entran en
juego nuestros mecanismos de defensa. Estos son el maquillaje o máscara
que esconde la vida falsa que construimos. Así, nos refugiamos en conductas
que, al intentar dar solución a nuestros problemas cotidianos, se convierten en
una causa mayor de ellos. Esta distorsión de la realidad representa el síntoma
no la causa de nuestros verdaderos problemas. ¿Cómo seguir llenado nuestro
recipiente de experiencias sin agotar el de las posibilidades? ¿Cómo salir de
ese sendero falso por el que caminamos? ¿Cómo acceder a una vida plena,
gratificante, feliz y más equilibrada? Estos dos libros se nos
ofrecen caminos para reencontrarte contigo mismo, te da las pistas
para que aterrices en la senda de la autorecuperación, mediante el mejor conocimiento
de ti. Si te has dado cuenta de que es más doloroso permanecer en el mismo
lugar que moverte a otro, ya tienes la mitad del camino recorrido, y empiezas a
percibir que el cambio si es posible, que no es una ilusión, que ahora es una
esperanza posible.
Para los libros
‘Mirando el pasado’ y ‘Culpable’, Carlos viaja al pasado, como
manera de entender nuestro presente. Lo que me pasa en la actualidad es
consecuencia del pasado. Se nos fue inculcando la idea de que ‘adquirir’ era la
esencia de la vida; todo se reducía a poseer más cosas, más estudios,
mejor cuerpo, más juventud, más dinero, mejor posición social y económica. Ese
era el único sendero para encajar en tu mundo. Tu autoestima se asoció con la
acumulación de bienes materiales. Enterrada quedó la idea de que la vida es
bella, no por lo que puedes comprar, sino por el tesoro que llevas en tu
interior, en ti mismo. Dejamos de ser seres humanos y nos convertimos en egos
humanos, el ecosistema se transformó en un egosistema. En este viaje, no
se pretende cosechar frutos, sino sembrar semillas, para que al cultivarlas
pacientemente nos den ese anhelado fruto que significa una vida más humana,
menos material. El recorrido que se realiza, hace honor a ese ancestral refrán
de los viajeros al que hace referencia el Jefe Indio Seattle ‘Llévate solo los
recuerdos, deja solo tus huellas’. Al final de nuestra jornada, son
los recuerdos lo único que nos llevamos en la maleta. La vida está hecha de
pedacitos de momentos, no los desperdiciemos, disfrutémoslos. Por eso, hay que
voltear al pasado, verlo, para regresar al presente y vivirlo. Si aceptamos que
los años nos enseñan tantas cosas que los días jamás llegarán a conocer;
entonces, los momentos de la vida, convertidos en miríadas de recuerdos, encierran
un gran tesoro por descubrir.
Y finalmente, con el libro ‘Asuntos
espirituales’, Carlos aborda el futuro. Es una filosofía de
vida, aprender del pasado y del presente, aprender de los errores que tenemos
como seres humanos y convertirlos en lecciones de vida. . Para ello, es
necesario aligerar la carga, mediante el arrepentimiento como herramienta
de cambio personal. Mejor no lo hubiera expresado alguien, que el místico
cristiano Pierre Teilhard de Chardin al afirmar “No somos seres humanos
atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una
experiencia humana”. Por ello, somos los únicos responsables de nuestra
vida, ese mosaico de experiencias humanas. Actuar con responsabilidad nos
obliga a aligerar la carga, heredada familiar, cultural o históricamente,
ese lastre que nos agobia día a día, y convertir los problemas, dificultades o
complicaciones, en oportunidades, ocasiones y ventajas. Y eso solo lo podemos
hacer realidad si nos cambiamos de lentes. Si queremos una vida distinta,
hagamos algo diferente. Construir, diseñar nuestro futuro, solo se puede
realizar a partir de lo que hagamos en el presente. Aportar los cimientos
de una vida con sentido, plena de felicidad y libertad, para que en ella
habites en el futuro, es la filosofía y propósito de este último libro.
La obra de Carlos, en su conjunto, es su carta
de presentación. Un guion de vida para la transformación
personal, en el que las acciones hablan más que las palabras. Tal y como
recientemente lo planteara el Dr. Fernando Flores, la educación no es más
que el aprendizaje de diversas prácticas, que sirven de base para aprender
otras, y así sucesivamente en niveles crecientes. Y todo parte, del cambio de
actitud, que eventualmente nos permite mejorar nuestras aptitudes. Y de esas
nuevas aptitudes ir escalando esa escarpada montaña que representa nuestra
vida, en busca de un mejor conocimiento de nuestras vidas. ¿Para qué?
Simplemente, para comprometernos a ser mejores, y enfrentar con mejores estados
de ánimo, los retos de la vida, para llegar a la altitud que nos
corresponde como personas plenas, equilibradas, en crecimiento constante y más
libres.