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viernes, 16 de diciembre de 2011

Extensión Rural:¿Para quién, para qué y cómo?



Por
Jorge Galo Medina T.*
Raúl Villegas Vizcaíno*
“…es necesario romper,
de una vez por todas,
la presunta jerarquía
entre el que enseña
y el que aprende, el
que sabe y el que
ignora…”

Armando Bartra
Pedagogías perversas
El educador necesita ser reeducado
La Jornada del campo 47
 (20 de agosto de 2011)


La Extensión Rural, cómo un proceso educativo y creativo, de intercambio mutuo, debe servir  al campesino y productor,  para obtener la  información que le ayuda a entender sus problemas y a decidir cómo solucionarlos[1]. La Extensión Rural va más allá de la generación y transferencia de tecnologías para el campo;  comprende todo aquello que conduzca al desarrollo de la población y territorio rural. El extensionista es así, un facilitador o agente de cambio.
La FAO[2] ha emitido tres recomendaciones principales para la consideración de la extensión rural como responsabilidad del estado:
1) Poner en marcha una política clara, fuerte y visionaria que favorezca la extensión y comunicación para el desarrollo rural agropecuario y no agropecuario enfocado en la seguridad alimentaria y el aumento de los ingresos de la población rural,
 2) establecer una plataforma para promover el diálogo y colaboración entre todos los sectores relevantes para favorecer actividades de extensión y comunicación rural,
3) diseñar un cambio institucional del sector público para fortalecer la nueva política sobre extensión y sus actividades consecuentes.
Mientras el campo mexicano requiere con urgencia de los servicios profesionales que orienten su modernización y desarrollo, gran parte de los profesionales formados para el campo no obtienen empleo. Los resultados principales de esta paradoja son una población rural rezagada social, económica y tecnológicamente y una población de profesionistas educados, pero  alejados de las necesidades de la mayor parte de los productores rurales por la falta de empleos bien remunerados  para trabajar en el campo.
¿Para qué serviría un Sistema Nacional de Extensión Rural (SINER) en México? Entre otras, para: 1) Reducir la baja productividad y rentabilidad asociada a niveles tecnológicos mínimos de la mayor parte de las unidades de producción rural, 2) Servir de puente para la transmisión de una importante oferta potencial de tecnologías y la adopción de criterios metodológicos, que han generado las Instituciones de Educación Agrícola Superior (IEAS), en virtud del  fortalecimiento de  sus actividades de investigación, y 3) Emplear productivamente a una población de  profesionistas rurales que, incorporarían su talento y conocimientos para educar, asesorar, difundir, comunicar y motivar nuevas formas para elevar la calidad de vida rural
¿Cómo trabajaría el SINER?
Hay en el país, identificados y reconocidos por los habitantes rurales, con diagnósticos adecuados de la realidad rural y en operación conjunta con los estados y municipios en que se localizan, alrededor de 188  Distritos de Desarrollo Rural (DDR), que  deberían de constituirse en la unidad básica de organización territorial y administrativa del SINER
El SINER debe de constituirse en el brazo educativo de la SAGARPA y todas las secretarias y dependencias que inciden en el medio rural, por lo cual, todos los distritos deben estar vinculados a una  Universidad o Institución de Educación Agrícola Superior. De esta forma, cada distrito tendría a su disposición no sólo los extensionistas asignados de acuerdo a su extensión geográfica y población rural, sino todos los recursos educativos institucionales. Este es el espíritu de la creación
dentro de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, del Programa Especial Concurrente (PEC), en el que el nuevo paradigma administrativo lo constituye el territorio (DDR) y la población rural que lo habita. El extensionista, como facilitador y agente de cambio comunitario, propiciaría que funcionen en la práctica, los consejos distritales y municipales para el desarrollo rural sustentable; que, con muy contadas y valiosas excepciones, se han convertido en meros validadores de programas, acciones y proyectos que poca relevancia tienen con los verdaderos problemas que aquejan a las comunidades rurales e indígenas. La población rural, muchas veces tiene prioridades no agropecuarias que nos son atendidas ni con la oportunidad ni suficiencia, mucho menos con la calidad requerida.
De paso, ello obligaría al sistema nacional de educación superior en su conjunto, a vincularse con el entorno rural y poner al servicio del mismo todos los recursos educativos y facilitar que todas las dependencias y programas orientados a apoyar a las comunidades rurales, lo hagan con efectividad, eficiencia, oportunidad y calidad.
En cada comunidad se definirá el plan de desarrollo comunitario multianual, que definirá la prioridad de los problemas, los sistemas tecnológicos a impulsar y los proyectos que deben de atenderse con recursos fiscales. Esto conformaría el programa distrital  con todas las organizaciones civiles y productivas, que generaría un gran movimiento de participación ciudadana, que aseguraría la correcta aplicación de los recursos asignados, de acuerdo a las prioridades del  territorio y población.
El  extensionista rural trabajaría coordinadamente con el aparato técnico de todos los programas del  PEC, en estrecha relación con los promotores comunitarios y con la asesoría y supervisión de la Universidades y IEAS, facilitando un intercambio pertinente de problemas a investigar y la búsqueda de soluciones a la problemática local y regional. 

*Profesor Investigador y Director General Académico, respectivamente,  Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN). Calzadas Antonio Narro 1923,  Buenavista, Saltillo, Coahuila de Zaragoza, C.P. 25315

[1] Manzo Ramos, Fernando. El perfil de los profesionistas responsables de la promoción del desarrollo rural, en Memoria del II Coloquio Internacional “El desarrollo Rural de México en el siglo XXI”. Palacio Legislativo de San Lázaro, marzo, 2002. p 321.


[2] Rivera, W.M., Qamar, M. K. Agricultural Extension, Rural Development and the Food Security Challenge. FAO, 2003.