Jorge Galo Medina Torres*
Lorenzo Alejandro López Barbosa**
Roxana Aguirre Elizondo*
*Dirección General de
Desarrollo de Capacidades y de
Extensionismo Rural
SAGARPA
**Profesor-Investigador
Universidad Autónoma Agraria
Antonio Narro
“…Llegaron
a segar un campo dos segadores.
El
uno, ansioso de segar mucho, empezó a
Cortar
sin cuidarse de afilar la guadaña,
y
al poco rato, mellada y embotado el filo,
derribaba
la yerba, mas sin cortarla. El otro,
deseoso
de segar bien, se pasó casi toda la
mañana
en afilar su instrumento, y al caer la
tarde ni éste ni aquél habían ganado su
jornal.
Así
hay quien sólo se cuida de obrar sin afilar
ni pulir su voluntad y arrojo, y quien se pasa
la vida en afile y pulimento, y en prepararse
a
vivir, le llega la muerte. Hay, pues, que
segar
y pulir la guadaña, obrar y prepararse para
la
obra. Sin vida interior no hay exterior…”
Miguel
de Unamuno
Vida
de Don Quijote y Sancho
“…La
capacitación no puede tener como único
objetivo
la transferencia de conocimientos.
Más
bien, esto es solo una parte. La buena
capacitación
incluye el apropiamiento de
conocimientos
(saber), el desarrollo de
habilidades
(poder hacer) y el cultivo de
actitudes (querer hacer)…”
(http://www.mag.go.cr/bibliotecavirtual/a00244.pdf)
Un
punto de partida es el final de otro. En la confluencia de ambos, persisten
restos que no mueren del todo, al tiempo que aparecen otros que no terminan de
nacer. En el nuevo camino se mezcla lo reciente y lo añejo, lo habitual y lo
innovador.
Hablar de un nuevo
extensionismo significa rescatar de lo viejo, aquello que demostró ser útil y
esencial; y de lo nuevo, todo lo pertinente y lo que sea más adecuado para que al conjugarlos, el resultado
sea mayor que cada uno por separado; esto es, que se dé una verdadera sinergia.
Así, el nuevo extensionismo, --sus
principios, valores, prácticas, instrumentos, procedimientos y reglas--, sólo sería
de valor para la sociedad rural, si es capaz de producir cambios en las actitudes de los productores, en sus
conocimientos de la producción en el
desarrollo de mejores habilidades, en su economía; y que pueda ser evaluada y cuantificada.
Sin ser dependientes de un camino andado, hay
huellas imborrables del extensionismo tradicional, que bien asimiladas nos
evitan caer en errores presentes y futuros. Hay que superar las prácticas unilaterales y lineales que abordaban
al productor diciéndole lo que tenían que hacer, y ser; en
que se sustituía su pensamiento y se pensaba por él. La razón de ser del
extensionismo son las relaciones con personas; es un proceso de interacción
humana, en la que su materia prima son las personas, con su carga de
prejuicios, paradigmas, maneras de ver el mundo, experiencias y vivencias.
El
reto del extensionista de hoy es atender tanto lo cuantitativo como lo
cualitativo. Lo tangible y lo intangible. Lo visible y lo invisible. La función
básica, pero no única, del extensionista es educativa, ya que intenta inducir
cambios en los conocimientos, actitudes y destrezas de los productores, para
lograr su desarrollo, primero como personas y posteriormente como productores y en su momento, como agroempresarios. En ello reside el poder transformador de la
Extensión Rural, para construir una nueva cultura de extensionismo innovador,
inteligente, ágil, flexible, al servicio de los productores rurales. Su
capacidad de conducirlos por una ruta más efectiva, corta y segura hacia
mejores condiciones de vida, menor dependencia, más autonomía comunitaria y más
libertad individual, que destierren pobreza y hambre.
De
ello se deriva la necesidad de hacer cosas diferentes en base a una mejor
estrategia e intervención o plan de trabajo específico para cada territorio y
sistema e producción; que sea ejecutado por profesionistas mejor preparados que
lleguen hasta cada parcela, corral, monte o cuerpo de agua, con herramientas
técnicas y de comunicación apropiadas para que los productores adopten y hagan
suyas las tecnologías existentes y probadas, mediante una nueva manera e
percibir sus métodos tradicionales de producción.
La
premisa básica es que una tecnología determinada –semilla, fertilizante,
equipo, infraestructura—es tan buena y eficaz como la mano y mente que la
utiliza y aplica. Al productor
agropecuario y pesquero primero tenemos que tratarlo y cultivarlo como un ser
humano; con el tiempo se convertirá en un productor innovador y competitivo.
Dice
la conseja popular que un vestido viejo no se remienda con un paño nuevo, por lo
que el nuevo extensionismo debe de fundarse en innovaciones que hagan terso su
trabajo. Si bien decía Shakespeare que “el pasado es un prólogo”, ya muchos
años antes Heráclito expresaba la idea de que nadie puede mojarse dos veces en
el mismo río, porque la segunda vez ni el hombre ni el río serán los mismos. Ello requiere el preparar un nuevo
extensionista con sólidas habilidades técnicas, de comunicación y visión
sistémica. Que deje atrás el pasado y se enfoque al escenario futuro del nuevo
rostro del campo que se visualiza. Implica un liderazgo distinto, con una alta
dosis de humildad y empatía y sobretodo más cercano a la gente. Que sea capaz de resolver los problemas que se
presenten y marcar nuevos caminos, con una manera de pensar más innovadora e
imaginativa. Que ejerza su autoridad para salirse de lo tradicional y tener un
impacto positivo en la transformación. No debe de verse como una solución
advenediza ni ser un catálogo de buenas intenciones. Tiene que mantener la
coherencia entre su visión e ideas, ser constructivo, flexible pero firme y
proclive al aprendizaje. Un nuevo extensionista, competente y calificado para
dominar al menos seis innovación básicas para la nueva realidad del campo
mexicano: Proceso, Producto, Mercado, Instituciones (gubernamentales y de
Educación e Investigación), Social y Personal. Esto además de los atributos y cualidades
personales que debe de cultivar como valores y principios de conducta
Idealmente
y a partir de la propuesta de Nassim N. Taleb, quien habla de la capacidad de mejorar y desarrollarse ante
la adversidad, y que lo ha denominado antifragilidad, sería altamente deseable dar los
primeros pasos hacia un extensionismo
antifrágil. En el que los acontecimientos previstos pero no fácilmente pronosticados
en un tiempo y espacio determinados, como catástrofes naturales
–sequías, heladas, inundaciones, fuegos—, o artificiales –precios, mercado,
financiamiento--, lo fortalezcan y no lo diezmen.
Imaginar
un campo sin extensionismo, público o
privado, en el que se espere que todo vuelva a la normalidad-- ‘segar sin afilar’ --no es realista. Es asumir que el futuro será como el presente. Es necesario preparar
el camino para que todo funcione mejor, --‘segar y afilar’---.
Toda inversión sin extensión se convierte irremediablemente
en ilusión; la extensión por si sola, sin inversión, se vuelve frustración. La formula extensión + inversión
es la única opción que nos asegura que en el mediano y largo plazo el campo sea el
motor que acelere el crecimiento económico, se alcance la autosuficiencia
alimentaria y se obtenga una balanza agroalimentaria equilibrada.