La sustentabilidad va más allá de la ecología. Incluye aspectos sociales, económicos y humanos. Por ello, educar para la sustentabilidad debería de constituir una tarea impostergable del sistema educativo.
Ninguna Universidad está aislada del concierto de responsabilidades y roles que tiene que cumplir para con el desarrollo cultural de la sociedad que le da sentido. La misión insustituible de la Universidad es la de liderar la imaginación y la de edificar una nueva Humanidad. El reto del nuevo paradigma de la universidad ante la sustentabilidad, debe de darse, partiendo de las funciones sustantivas de la misma:
1) Formación (incorporar nuevos discursos e ideas emergentes);
2) Investigación (nuevos referentes científicos y otras racionalidades del
conocimiento)
3) Vinculación (un nuevo reencuentro universidad-sociedad); y
4) Difusión (fortalecer el diálogo entre saberes)
Hacer de la sustentabilidad una realidad en las universidades demanda diversas tareas, pero la primera y más importante es que se apropien de ella todos los universitarios. Es un proceso, que va más allá de las acciones cotidianas de ahorrar agua en la regadera, no tirar basura, o cuidar la luz, e inclusive impartir cursos de ambiente y sustentabilidad. Como bien lo afirma Clay Shirky:
“…Una revolución no se da cuando la sociedad adopta nuevas tecnologías; sucede, cuando la sociedad adopta nuevas conductas…”
Si es factible fusionar con éxito el avance técnico-científico y económico con el cuidado ambiental, la responsabilidad social y el desarrollo económico. Pero, no es suficiente ser verde; ¡ese no es el dilema! El verdadero meollo es la educación y la cultura para la sustentabilidad.
¡El reto mayúsculo es hacer sustentable lo insustituible y sustituir
lo insustentable!
