Doña Castalia, esposa abnegada, espejo de virtudes,
le reclamó con llanto a su marido, un descarado señor
de nombre don Cinicio: "Me dicen que tienes otra vieja".
"Vieja tú -contesta el tarambana-. Ella tiene 21 años".
"Y me dicen también -prosigue con desolado acento la señora-,
que duermes con ella tres noches por semana".
"Contigo duermo -replica el deslenguado-. Con ella no pego los
ojos en toda la noche".
"También me dicen -continúa, gemebunda, la mujer- que le tienes
puesta una casa chica".
"¿Chica? -se burla el insolente-. Chica la casa donde vives tú.
A ella le hice una residencia".
Catón
(alias, Armando Fuentes)
le reclamó con llanto a su marido, un descarado señor
de nombre don Cinicio: "Me dicen que tienes otra vieja".
"Vieja tú -contesta el tarambana-. Ella tiene 21 años".
"Y me dicen también -prosigue con desolado acento la señora-,
que duermes con ella tres noches por semana".
"Contigo duermo -replica el deslenguado-. Con ella no pego los
ojos en toda la noche".
"También me dicen -continúa, gemebunda, la mujer- que le tienes
puesta una casa chica".
"¿Chica? -se burla el insolente-. Chica la casa donde vives tú.
A ella le hice una residencia".
Catón
(alias, Armando Fuentes)