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sábado, 28 de julio de 2012

¿Administrador o Gerente Público? Un Paradigma Emergente


¿ADMINISTRADOR O GERENTE PÚBLICO?
 Un Paradigma Emergente
Gaysi Medina Fernández*
Jorge Galo Medina T.**



Introducción

Cuando Konrad Adenauer, ex Canciller Alemán y Padre de la Unión Europea, con gran autoridad moral y política afirmó que “la política es demasiado importante como para dejársela a los políticos”; lo que señalaba era,  no solo la urgente y prioritaria participación de la ciudadana en los asuntos públicos, sino la búsqueda de nuevas formas de administrarlos. Para que un estado tradicional se convierta en uno  moderno, eficaz y eficiente, debe de anteponer el desarrollo económico y social de la población a los intereses político-partidarios.
Ello nos conduce necesariamente a revisar y replantear el perfil del administrador público ideal, que encaje en lo que Cabrero (1997) denomina 'Gestión Pública'. Un nuevo perfil, tal vez cercano al ideal que plantea L'Yvonnet ( 2011): “…El hombre no es solamente Homo sapiens; (en cuanto sabe y sabe que sabe), faber (fabricante) u oeconomicus (económico y sólo movido por el interés egoísta), tantas concepciones que sitúan al hombre aparte, aislándolo completamente. Es también e inseparablemente demens (en cuanto inventa, imagina o mata) y ludens (se divierte, se exalta o se consume)..."


Ese hombre –sabio, hacedor, economista, creativo y lúdico-- bien podría ser el nuevo Gerente Público, con capacidad emprendedora, proclive al cambio, profesionalizado y en permanente actualización; además de ser  sensible a los problemas de la comunidad y bien familiarizado en las bases psicológicas de la toma de decisiones. El nuevo hombre para una empresa pública moderna. Con este  propósito en mente,  el presente ensayo,  revisa las condiciones, cualidades y perfil, a la luz de la experiencia internacional, del nuevo administrador público, que sea capaz de asumir como bien lo señala recientemente Navarro (2012), un liderazgo que responda a las  siguientes cuestiones (tomadas del nuevo libro de  Drucker y Maciariello, 2006).

                  “…1.- qué ha hecho y cuáles son sus fortalezas, razonando 
                             que el buen desempeño depende de sus fortalezas y lo que 
                              hace con ellas;
                        2.- cuál es el desafío clave inmediato;
                        3.- ¿sus  fortalezas se compaginan con las necesidades actuales?, y
                        4.-  ¿es íntegro?..."

Ya que como bien lo destaca Peter Drucker: "Un líder da ejemplo... especialmente a los jóvenes."

Definición de Administración Pública

Qué no debe esperarse de la
administración! Por sus cuidados y vigilancia
se aseguran los derechos comunes y
personales, la tranquilidad reina en las
familias y la paz entre los ciudadanos; las
propiedades están preservadas de la
violencia de la astucia, la fuerza pública
contribuye al mantenimiento del orden, la
industria nacionalse aumenta con la industria
particular, se sostiene el espíritu público, el
hombre puede gozar en seguridad de
cuanto ama y posee, los individuos se ilustran
recíprocamente, y todos disfrutan de aquella
seguridad que aumenta a la existencia y de
la felicidad objeto de sus deseos y trabajos'»
Guerrero Orozco, Omar.1997
Principios de Administración Pública.
Escuela Superior de Administración Pública
Santa Fe de Bogotá, Colombia
(bajado el 28 de julio de 2012:






La administración pública está caracterizada por atributos propiamente estatales. Dicha administración, por principio, es una cualidad del Estado y sólo se puede explicar a partir del Estado. Tal aseveración es aplicable a todas las organizaciones de dominación que se han sucedido en la historia de la humanidad, pero para nuestro caso, es suficiente con ceñirnos al Estado tal y como lo denominó Maquiavelo tiempo atrás: "los estados y soberanías que han existido y tienen autoridad sobre los hombres, fueron y son, o repúblicas o principados".

La índole de esa cualidad del Estado es el movimiento, de modo que la administración pública consiste en la actividad del Estado. Tal como es observable a lo largo del pensamiento administrativo, esta noción de administración pública ha sido extraordinariamente consensual, tanto en el tiempo, como en el espacio. En Alemania, Carlos Marx se refirió a la actividad organizadora del Estado y Lorenz van Stein a la actividad del Estado; en tanto que en los Estados Unidos, Woodrow Wilson discernía sobre el gobierno en acción, Luther Gulick sobre el trabajo del gobierno y Marshall Dimock al Estado como constructor.

Stein (1981) pone los  puntos sobres las ies al señalar: “…La voluntad del Estado supone un objeto sobre el cual actúa. Cuando la acción se repite continuamente, se llama "actividad…esta actividad del Estado, que tiene lugar mediante los órganos estatales y constituye, por lo tanto, la vida propiamente exterior del Estado, es lo que se llama administración del Estado…”.

La administración pública -caracterizada como la actividad del Estado- tiene por objeto a la sociedad, para la cual labora en su perpetuación y desarrollo. Por consiguiente, dicha administración tiene su origen existencial, así como su legitimidad y justificación, en la perpetuación y desenvolvimiento de la sociedad.


Procesos de Reforma de la Administración Pública en Diferentes Países

Las modificaciones producidas en torno al papel de Estado en general y la administración pública han sido justificadas de diferente manera en diferentes países y regiones del mundo. En algunos casos se argumenta que el Estado esta enfrentando una crisis de legitimidad frente a la sociedad, que el sector publico tiene que tomar medidas para mejorar su actuación y así recobrar la confianza que la sociedad debe tenerle. En otras ocasione se dice que el Estado no ha sido capaz de dirigir correctamente el desarrollo económico del país y en otras se argumenta que el estado representa un obstáculo para la puesta en marcha de determinadas políticas económicas encaminadas hacia la recuperación y fortalecimiento económico del país.
La experiencia de diversos países nos enseña lo que puede o no funcionar en una sociedad.
La administración pública en prácticamente todo el mundo esta enfrentando nuevos retos que no se pueden resolver con los métodos tradicionales. La respuesta a estos retos es similar en las diversas regiones del mundo, aunque con diversos grados de eficacia.  Los elementos que parecen dominar la agenda de los sectores públicos en la mayoría de los casos incluyen:

·         la desburocratización del gobierno
·         el mejoramiento en su eficiencia
·         la privatización de empresas publicas
·  la descentralización en la toma de decisiones y la desconcentración político administrativa
·         la autonomía de gestión
·         la optimización de los recursos humanos de la administración
·         práctica de sistemas de evaluación de los programas gubernamentales
·   mayor apertura hacia la participación de otros agentes sociales (sector privado, organizaciones no gubernamentales o ciudadanos) 


Poco a poco ante la dificultad de generar impactos profundos y cambios reales,
procesos de reforma han venido enfatizando la necesidad de orientar estrategias a
cambio de actitudes y perfil de capacidades de funcionarios públicos.

Servidores Públicos. Su historia en el mundo

Es frecuente que los trabajos sobre el servicio público comiencen con Alemania. Ello obedece a que es la cuna del funcionario moderno y de la carrera administrativa. Hintze (1968) lo señala claramente: "Alemania es el país clásico de los funcionarios en el mundo europeo, lo mismo que Chino en Asia y Egipto en lo Antigüedad'.

De acuerdo con Guerrero (1997), desde principios del siglo XX, el derecho alemán de los funcionarios era el más desarrollado en Europa y el mundo entero. Alemania es el suelo fértil primigenio donde se realizó la más fuerte penetración de la idea del funcionario con base en la noción de Estado de derecho, y donde tuvieron originalmente su desarrollo los sentimientos de lealtad y protección del servicio público.
En el siglo XVIII, los funcionarios en general eran denominados servidores reales (), pero hacia finales de la centuria se generalizó la denominación de servidor del Estado . Hoy en día se usa la expresión funcionario, cuyo uso se remonta al siglo XIX.

En la antigua Alemania Federal, el personal de los servicios públicos se dividía en dos categorías: los funcionarios regidos por el derecho público y los agentes sometidos al régimen de convenios colectivos de derecho privado.
Son funcionarios los que ejercen permanentemente las atribuciones que entrañan a la soberanía del Estado o que, por razones de su seguridad o por motivos de interés de la vida pública, no pueden confiarse a personas sometidas a relaciones laborales de derecho privado. Son funcionarios, por consiguiente, quienes ejercen funciones de mando y coerción, así como de protección ciudadana y civil, previsión social  o educación. En contraste, las actividades equiparables a las que realiza el sector privado, especialmente las actividades económicas, las ejercen servidores que se encargan de ellas con un estatuto propio de derecho privado.
           
En Francia, por su parte, son agentes públicos todas las personas que participan de manera directa en la ejecución de un servicio público, incluso si ocupan una función subalterna, tales como las de portero de una oficina pública. Sin embargo, no todos los agentes públicos son funcionarios. El término funcionario es utilizado en el lenguaje común para caracterizar a todos los empleados de la administración pública, pero jurídicamente tiene un alcance más restringido y no se aplica sino a cierto tipo de servidores públicos. Esto obedece a que una gran parte del personal administrativo se encuentra ocupado bajo un régimen de derecho privado: se trata de los servidores de derecho privado, semejantes a los funcionarios públicos.
De igual modo, solamente algunos agentes están sometidos a un régimen de derecho público y tienen la calidad de funcionarios.
Son funcionarios, por lo tanto, los agentes públicos que gozan del régimen particular de la función publica.
Los elementos que le caracterizan están constituidos por la ocupación de un cargo permanente en la administración pública y por la titularización,  un acto que le confiere la calidad de funcionario y que lo integra a la jerarquía administrativa.

La noción británica de lo equivalente al funcionario en Alemania y Francia, es diferente del concepto que prevalece en la mayor parte de los países de Europa continental, además de que no existe un concepto preciso del servidor civil (civil servant). El servidor civil es, en esencia, un agente de la corona, aunque no es indispensable el real nombramiento para adquirir esta condición. Según la Acta de Procedimiento de la Corona (Crown Proceeding Act) de 1947, además del nombramiento por la corona, el servidor público se define por obtener su sueldo de los fondos públicos, pero solamente en el campo de su responsabilidad. Esta imprecisión emana de que en Gran Bretaña no hay, como en Francia y Alemania, un estatuto general de los funcionarios.

En abono de una categorización más rigurosa, la Real Comisión del Servicio Civil (Royal Commission on the Civil Service) que estuvo activa entre 1929 y 1931, así como la Comisión Priestley de 1953-1955, adoptaron la siguiente conceptuación: "los servidores de la corona, distintos de los titulares de cargos políticos o judiciales que están empleados en una condición civil, y cuya remuneración es pagada en su totalidad y directamente con fondos votados por el Parlamento". Esta definición también fue asumida en 1968 por la Comisión Fulton.

Los funcionarios provinciales no son miembros del servicio civil, a diferencia de Francia, donde los agentes de las organizaciones descentralizadas del Estado son parte de la función pública.
Tal como es observable, el parentesco cultural e histórico de países tan próximos como Alemania, Francia y Gran Bretaña, no supera las barreras conceptuales autóctonas de cada país. Sin embargo, existen en aquellos que se ocupan de los negocios administrativos, rasgos comunes que los identifican como servidores públicos, a falta de una mejor denominación.
El servidor público es aquél que independientemente de su denominación, ya sea funcionario o servidor civil, está normado por un régimen de función pública bajo una ley específica de derecho público o mediante disposiciones equivalentes, Y asumen actividades enmarcadas en los intereses primordiales del Estado.
No se trata pues de todos los empleados o trabajadores del Estado, sino solamente aquellos que como funcionarios, desempeñan las funciones esenciales que le atañen al Estado y que, en cada caso, cada Estado extiende o restringe a su arbitrio.

Uno de los rasgos que deben ser resaltados, es que la labor del servidor público se realiza de manera permanente a través de una carrera administrativa; que dicha carrera exige su profesionalización; y que tal profesionalización se base en la formación y el perfeccionamiento continuo. Este concepto tradicionalmente ha excluido a legisladores, administradores de justicia y servidores políticos que laboran con el Ejecutivo. Aquí seguimos la tradición hasta donde, hoy en día, ha sido permisible hacerlo, pues actualmente junto al funcionario, en el sentido restricto asumido, se hace necesario preparar al diplomático, al administrador de justicia y al servidor público parlamentario, creándose al efecto nuevas secciones de estudios dentro de las escuelas profesionales de servicio público; así como establecer programas y asignaturas comunes, con escuelas especiales del servicio exterior y la judicatura.

En la actualidad, la noción de servidor público se aplica a los miembros del servicio exterior, de antaño sometidos al prejuicio de su peculiar función de intermediario político entre los países. Su carácter de vínculo exterior, su formación social cosmopolita y su potencial para fungir opcionalmente como un funcionario internacional, ha fomentado una duda injustificada sobre su condición de servidor público nacional. Él tiene un carácter de servidor público del Estado, toda vez que el servicio exterior constituye una carrera administrativa especial y, en cierto modo, ejemplar.

Situación similar es apreciable en aquellos que están empleados en las instituciones judiciales del Estado.
Tradicionalmente, por efecto del principio de la división de poderes, quienes se desempeñan en la administración de justicia están amparados por condiciones y normas que sufragan la independencia del Poder Judicial. Al efecto, los procesos de formación de estas personas es especial se realiza en escuelas propias y se les inculca un sentimiento de autonomía profesional. El hecho de que la totalidad de los efectivos de la administración de justicia provenga de una sola profesión: la abogacía, refuerza la
idiosincrasia separatista de los trabajadores de dicha administración.
Sin embargo, la mayoría de los países define como servidores públicos a quienes se desempeñan en el Poder Judicial, junto con los integrantes de la administración pública y los empleados administrativos del Poder Legislativo. Comparten con ellos la misma formación laboral, la misma protección social y los mismos derechos de sindicalización.

En suma: quienes se desempeñan en la administración de justicia, igual que los trabajadores de la administración gubernamental y los diplomáticos, son servidores públicos y su desempeño profesional se denomina también carrera administrativa.
Aquí debemos hacer una aclaración: carrera administrativa, comprende a la carrera administrativa propiamente, la carrera diplomática y la carrera judicial; en sentido estricto, entraña solamente a la carrera desempeñada por funcionarios públicos, no la
de los diplomáticos ni la de los agentes judiciales.



El Gerente Público en el Contexto Internacional del Cambio

Según Crozier (1992), en una sociedad post industrial, como la actual, el recurso esencial que hará la diferencia en el largo plazo es la calidad, adaptabilidad y capacidad de desarrollo del recurso humano. “Administrar las organizaciones privadas y públicas y todas las instituciones colectivas en función de este carácter esencial del recurso humano, implica un cambio profundo de razonamiento que es especialmente difícil para un mundo administrativo profundamente marcado por tradiciones de control y reglamentación que estaban adaptadas a la sociedad industrial”. Por otra parte y refiriéndose al estado, Michel Crozier menciona como esta “crisis de gobernabilidad” del Estado arrogante tiene raíces en las estructuras estatales; la búsqueda del estado modesto y moderno debería orientarse fundamentalmente a inversiones en los sistemas humanos internos y externos sobre los cuales trabaja el Estado.

El cambio se deberá inducir mediante el recurso humano, este cambio no es sólo de estructuras o responsabilidades del funcionario, sino de actitudes y procesos de identificación. Además dichos cambios serán inducidos en una primera fase por los principales actores de la pirámide gubernamental, secretarios, directores, jefes de dependencias, responsable de programas, etc. El desarrollo de nuevas capacidades y conocimientos directivos del aparato estatal, induce un cambio en los modos y mecanismos de razonamiento de las elite gubernamentales, este cambio se podrá traducir en una segunda fase, en una nueva mística y dinámica de los procesos decisorios, nuevas actitudes y proceso de identidad en el reto de la pirámide organizacional para finalmente relajarse en nuevas estructuras, nuevos métodos y nuevos sistemas administrativos.


El perfil idóneo de un gerente público debe ser aquel que ponga la ética por encima de todo, debe ser una persona que tenga valores y principios acordes con las leyes de la república.
Un gerente público debe tener un alto nivel de instrucción académica, preferiblemente debe ser un profesional del área de la administración o carrera afín. Debemos escuchar la sabiduría de aquel que dijo “zapatero a su zapato”, es decir cada cosa debe estar en su justo lugar y ocupación.

Lo más importante es ser altamente ético y con sensibilidad social o humanista.  
La ética va más allá de lo moral, la ética no se pregunta si algo es correcto o no lo es, simplemente actúa bajo lo correcto porque lo identifica, la ética no piensa en lo que dirán, ni en lo que hacen los demás, es simplemente es eso, un principio interno que nos conduce, que nos mueve por el accionar idóneo, la ética nos permite cumplir y hacer cumplir el deber ser, es decir, hacer lo legal.
Un ser con un alto nivel de ética y de humanismo, por simple lógica es responsable, es honesto, es sincero, es generoso, esta comprometido con su trabajo, camina por lo legal y mueve masas sin mayor esfuerzo, es decir se transforma en un líder, en un ejemplo a seguir.

 Lido Anthony "Lee" Iacocca, nacido el 15 de octubre de 1924 en Allentown, Pensilvania, Estados Unidos, de ascendencia italiana, es una de las personas más representativas de la industria del automóvil de finales del siglo XX y principios del XXI. Es el responsable de la creación del Ford Mustang y de las Minivans de Chrysler. (http://es.wikipedia.org/wiki/Lee_Iacocca). Iacocca tiene toda la autoridad moral para opinar acerca de la visión que debe de tener  un emprendedor en EUA sobre liderazgo Al cumplir sus  82 años de edad publicó un nuevo libro, titulado “¿A dónde se fueron todos los líderes?” y de él se puede rescatar lo siguiente, aplicable no solo a su país sino al mundo entero, incluyendo México (Sierralta, 2009):


“… ¿Soy el único tipo en el país que está harto de lo que está sucediendo? ¿En dónde diablos está nuestra ira? ¡Deberíamos estar pidiendo a gritos que rueden cabezas! Tenemos a una pandilla de payasos despistados al mando y nos están llevando derecho al barranco; tenemos pandilleros corporativos robándonos descaradamente, y ni siquiera podemos limpiar los destrozos causados por un huracán, mucho menos construir un automóvil híbrido. Pero en lugar de enojarnos, todos nos quedamos sentaditos y callados mientras los políticos dicen, “mantengamos el rumbo”.

¿Mantener el rumbo? Debes estar bromeando. Esto es Estados Unidos, no el maldito ‘Titanic’! Les daré un pequeño consejo: ‘Tiren a los tontos por la borda!” Podrías pensar que estoy senil, que me acabo de caer de mi mecedora, y quizás así sea. Pero alguien tiene que alzar la voz. Difícilmente puedo reconocer a este país.

Los más famosos líderes de negocios no son los innovadores sino los delincuentes. Mientras estamos perdiendo el tiempo con Irak, el Medio Oriente está ardiendo y nadie parece saber qué hacer. Y la prensa está escribiendo “monadas” en vez de hacer las preguntas difíciles. Esta no es la promesa de la “América” que mis padres y los tuyos persiguieron, cruzando el océano para alcanzarla. Ya tuve suficiente; ¿qué hay contigo?

Iré un poco más allá. No puedes llamarte patriota si no estás enojado. Esta es una lucha para la que estoy listo y deseoso. El mayor problema es la crisis! (Iacocca habla más a detalle de lo que llama las 9 C’s del liderazgo, en donde Crisis es la primera)

Los líderes se hacen, no nacen. El liderazgo se forja en tiempos de crisis. Es fácil sentarse tras tu escritorio y hablar. O enviar a los hijos de alguien más a una guerra cuando tú mismo nunca has visto un campo de batalla. Pero otra cosa muy distinta es dirigir cuando tu mundo se está despedazando.

EL 11 de septiembre de 2001, necesitamos de un líder fuerte más que nunca antes en nuestra historia. Necesitamos de una mano firme que nos sacara de las cenizas. No la tuvimos, y aquí estamos. Estamos metidos en una Guerra sangrienta sin un plan para ganarla y sin planes para abandonarla.
Obama está manejando el mayor déficit en la historia del país.
Estamos perdiendo la ventaja competitiva en manufactura ante Asia, mientras nuestras alguna vez grande empresas están siendo destrozadas por los costos del sistema de salud.
Los precios del combustible están por los cielos, y nadie en el poder tiene una política energética coherente. Nuestras escuelas están en apuros debido a la falta de liderazgo en los distritos escolares.
Nuestras fronteras son como coladeras…
La clase media está siendo exprimida de todas formas.
Es tiempo de exigir un buen liderazgo.

Pero cuando ves alrededor, uno acaba preguntándose: “¿A dónde se fueron los líderes?” ¿Dónde están los comunicadores curiosos y creativos? ¿Dónde está la gente de carácter, coraje, convicción, omnipotencia, y sentido común?

Menciona un solo líder que tenga una mejor idea para la seguridad nacional que hacernos quitar los zapatos y tirar nuestro shampoo en los aeropuertos.
Hemos gastado miles de millones de dólares construyendo una enorme nueva burocracia, y todo lo que sabemos hacer es reaccionar ante las cosas que ya sucedieron.
Menciona un solo líder que surgió tras la crisis del Huracán Katrina. El congreso aún tiene que pasar días completos evaluando la respuesta al huracán o demandando la rendición de cuentas por las decisiones que se tomaron en las horas cruciales tras la tormenta.

Todo mundo está cruzando los dedos, esperando que eso no suceda otra vez. Eso es absurdo. Las tormentas ocurren. Acostúmbrate. Haz un plan. Piensa qué vas a hacer la próxima vez.

Menciona un solo líder de industria que esté pensando creativamente sobre cómo restaurar nuestra ventaja competitiva en manufactura. ¿Quién hubiera creído que llegaría el día en el que el término “los tres grandes” se refiriera a empresas automotrices japonesas? ¿Cómo ocurrió esto, y más importante, qué vamos a hacer al respecto?
Menciona un solo líder gubernamental que pueda elaborar un plan para pagar la deuda, o resolver la crisis energética, o el problema de los servicios de seguridad social. El silencio es ensordecedor. Pero éstas son las crisis que están devorando a nuestro país y ordeñando a la clase media hasta dejarla seca.
Tengo noticias para la pandilla en el congreso. No los elegimos para que se sentaran sobre sus traseros sin hacer nada y permanecer callados mientras nuestra democracia está siendo secuestrada y nuestra grandeza está siendo remplazada por mediocridad. ¿De qué tienen miedo? ¿De que algún tarado de NBC o CNN les diga algo? Por favor. ¿Por qué no muestran algo de coraje para variar?

¿Suficiente? Hey, no estoy tratando de ser la voz del apocalipsis. Estoy tratando de encender un fuego. Estoy alzando mi voz y porque tengo la esperanza, porque creo en Estados Unidos. Durante mi vida he tenido el privilegio de vivir algunos de los mejores momentos de la historia de Estados Unidos. Y también experimenté algunas de nuestras peores crisis: la gran depresión, la segunda guerra mundial, la guerra de Corea, el asesinato de Kennedy, la guerra de Vietnam, la crisis petrolera de los años 1970, y las dificultades de los últimos años que culminaron con el infame 11 de septiembre.

Si algo he aprendido, es esto: No llegas a ningún lado si te quedas parado en la orilla esperando que alguien más tome la iniciativa. Ya sea construyendo un mejor auto o creando un mejor futuro para nuestros niños, todos tenemos un papel que jugar.
Ese es el reto que estoy lanzando en este libro. Es una “llamada de atención” para aquellos que, como yo, creen en América. No es demasiado tarde, pero pronto lo será. Así que sacudámonos el polvo y pongámonos a trabajar. Digámosles, “ya es suficiente”.
Haz tu parte enviando este mensaje a todos tus conocidos. Es nuestro país, y es nuestro futuro. ¡Nuestro futuro está en riesgo!..."

Muchos líderes carismáticos y jefes militares no han tenido éxito en crear instituciones políticas modernas. La razón de esto está en la naturaleza de la política moderna. Ante la ausencia de instituciones políticas tradicionales (tal como el rey o el parlamento feudal); la única institución moderna que puede llegar a ser una fuente de autoridad legítima y que se puede efectivamente institucionalizar es el partido político moderno. Por ello, el ensayo termina con lo expresado por Medina (2012), al analizar el texto del libro publicado recientemente por  uno de los contendientes por la presidencia de la República:

“…No por espinoso, deja de lado el tema difícil de tocar en tiempos de crisis, en su afán de impulsar la creación de un Estado Eficaz que tenga la capacidad de lograr tres grandes metas nacionales: 1) Que los derechos de los mexicanos, pasen del papel a la práctica a través de reformas y políticas públicas concretas; 2) Que México crezca conforme a nuestro verdadero potencial económico, transitando de una economía maquiladora a una del conocimiento; 3) Que recuperemos nuestro liderazgo como potencia emergente a través de alianzas internacionales estratégicas, claras y diferenciadas…”

Lo que nos lleva al líder alemán citado al principio, Konrad Adenauer, cuya talentosa habilidad de liderazgo político le permitió unificar y conciliar no solo a las potencias europeas,  sino al bloque del Este encabezado por Rusia y que nos deja en sus memorias la siguiente reflexión (http://es.wikipedia.org/wiki/Konrad_Adenauer):

“…Sólo quedó una vía para salvar nuestra libertad política, nuestra libertad personal, nuestra seguridad, nuestra forma de vida, desarrollada desde hacía muchos siglos, y que tenía como base un concepto cristiano y humano del mundo: una firme conexión con los pueblos y países que tengan las mismas opiniones que nosotros sobre Estado, Persona, Libertad y Propiedad…”

  


Bibliografía

Berones, Ricardo Uvalle, 2009 Condiciones, Procesos y Tendencias de la Administración Pública Contemporánea

Cabrero Mendoza, Enrique. 1997. Del Administrador al Gerente Público


Crozier, Michel. 1992. Estado modesto, estado moderno. Fondo de Cultura Económica. México. 295 p.


L'Yvonnet, Francois. 2011. Prefacio. pp 9-11. In: Morin, Edgar. ¿Hacia dónde va el mundo? Paidós. Madrid, España. 92 p.


 Guerrero Orozco, Omar. 1997 Principios de Administración Pública.



Hintze, atto. 1968.  Historia de las Formas Políticas.  Revista de Occidente. Madrid



Jácome, José María.  Evolución de la AP Países en Desarrollo,

Medina T., Jorge Galo. 2012. Encuentro con la esperanza. El gran México de mis deseos. http://galomedina.blogspot.com/2012/03/encuentro-con-la-esperanza-el-gran.html?spref=tw . Bajado el 12 de abril de 2012.

Bajado el 12 de abril de 2012.

Stein, Lorenzo. Movimientos Sociales y Monarquía. Madrid, Centro de Estudios