“Mi pacifismo es un sentimiento instintivo,
un sentimiento que se apodera de mí
porque el asesinato es repugnante"
Albert Einstein
Se ha convertido en clásica la famosa frase de Albert Einstein: "Dios no juega a los dados con el universo"; a la que se dice,años más tarde, Stephen Hawking le respondió: "Usted cree en un Dios que juega a los dados,y yo ...ni siquiera el gran éxito inicial de la teoria cuántica me hace creer en el juego de dados fundamental, aún cuando estoy advertido que sus colegas más jóvenes lo interpretan como una consecuencia de la senilidad."; frase a la que también Niels Bohr había contestado con anterioridad: "¿Quién eres tú, Einstein, para decir a Dios lo que tiene que hacer?" Sirva de preambulo este diálogo entre genios de la física, para acercarnos a la realidad de la política mexicana, en la que todos los días se da a lo largo y ancho del territorio, un amplio, profundo, cargado de ideologías algunas veces, pero en fin, se da un diálogo entre la ciudadanía educada y el presidente de la república. Corrijo, más bién se da un monólogo, porque la parte oficial ni escucha ni ve. Tal parece que hemos sido contagiados por el sindrome de ' venus y marte' , en el que el presidente es de marte y la sociedad es de venus; esto es, ambos están de acuerdo en muy poco y se entienden el uno al otro cada vez menos. Hace días el empresario regiomontano, Dionisio Garza Medina tras recibir el Premio Mérito Cívico Club Harvard de Monterrey, afirmaba: "...El Estado mexicano está en crisis porque no cumple con ninguno de sus objetivos fundamentales, como brindar seguridad, educación de calidad y trabajos bien remunerados..." Sin ir más lejos, en ellos se sustenta el desarrollo y la edificación del país. Con el ánimo de ser optimistas y positivos, reflexionemos sobre lo que señaló Jonathan Saaks “Si existe una receta para el éxito, el fracaso es el primer ingrediente”. Si se trata de imponer un nuevo paradigma político a la 'mexicana', de 'Receta para el Fracaso', el camino escogido es el más efectivo: ignorar la realidad y permanecer ciego y sordo a toda señal que provenga de la sociedad civil. Hace días, el Prof Humberto Moreira V., Pdte del CEN del PRI, en un encuentro nacional con sus homólogos del PAN y del PRD, contundentemente mostraba las estadísticas de ésta realidad: rezago educativo, aumento en la pobreza, desempleo, jovenes NiNi's, entre otros. Habrá que agregar otro tema, que por sensible y delicado que sea por sus implicaciones humanas y sociales, es el referente a la inseguridad y violencia. En Enero de 2007, el Pdte Calderón vestido con quepí y casaca militar en gira por Michoacán, con bombo y platillo anunciaba la participación del ejercito en su guerra contra el narcotráfico. Ha sido una guerra muy costosa, no sólo por el enorme gasto del presupuesto nacional, sino por las pérdidas de miles de mexicanos, muchos de elllos, civiles sin relación con el narco --niños, jóvenes, periodistas--, la salida de capitales al extranjero, la disminución de la actividad económica, asaltos, secuestros y robos de vehículos, amenazas telefónicas, balaceras en pleno día en muchas ciudades, temor generalizado de la población, entre otros muchos de sus efectos. Se ha fumigado el follaje, dejando intacta la raíz del problema; y no sólo eso, sino que se ha desatado un terrorismo tanto en el campo como en la ciudad. El propio ex Presidente Fox reconoció hace pocos días en EUA que la guerra de Calderón contra el Narco es una guerra en la que perdemos todos y que negar esa realidad no conduce a su solución. Sin considerar al rezago educativo, pobreza y el desempleo, la inseguridad por si sola, constituye una acción fallida sintomática de la ceguera y sordera ante el reclamo de la sociedad. En sí mismo, éste hecho es de peso suficiente para constituirse en la lección básica, única y estratégica de la receta más efectiva para el fracaso de la política institucional federal.
