"...Meterse en la piel del otro es
el consejo que se nos suele dar para
comprender las motivaciones del
prójimo...una invitación a la
generosidad y a la empatía..."
Luisa Valenzuela (Prólogo a
Julio Cortázar, Casa tomada y
otros cuentos. Alfaguara)
La lacerante realidad de violencia e inseguridad local y nacional, nos obliga a ser empáticos --ponernos en los zapatos de todos los cercanos a las victimas --{amigos, familiares, compañeros}; y de los victimarios --{sus antecedentes familiares, falta de oportunidades laborales, su entorno social, cultural y económico}.
Y nos deja un gran desaosiego y frustración. Nos convencemos más aún, de la guerra fallida del Presidente Calderón, que pudiera calificarse de de bién intencionada, pero que ha resultado en insesata y torpe. ¡La soberbia y el autoritarismo ciegan, ensordecen, insensibilizan! Ni escucha, Ni ve, Ni cambia de estrategia. La autoridad se ha convertido en un nuevo ¡NiNiNi!
Una guerra asi, es una guerra perdida desde sus inicios. Los saldos negativos, los daños colaterales, las pérdidas humanas, la intranquilidad hogareña y el temor callejero, no han sido suficientes razones para que el Presidente reconozca que su estrategia no ha dado resultados; el atractivo del dinero fácil es un espejismo poderoso que atrapa a muchos, que amplía las avenidas del narcotráfico y multiplica el surgimiento de pandillas locales que, "a rio revuelto', acosan a todos con sus enfrentamientos.
Requerimos de un movimiento ciudadano que nos reconconcilie como Mexicanos, que promueva y fortalezca los valores familiares y cívicos, que privilegie una estrategia total que, sea preventiva a fin de blindar a niños, adolescentes y jovenes; que fortalezca la educacion, cultura y deporte; que reactive el empleo, disminuya la pobreza y que suspenda el enfrentamiento absurdo que sigue cobrando victimas, y ha convertido el suelo Mexicano en terreno hóstil.
Nuestra casa esta sitiada, asediada, tomada; se han cerrado espacios otrora libres y naturales; hemos sido arrinconandos a lugares cada vez más reducidos; los horarios también han sido afectados; los sitios de esparcimiento ahora estan cada vez más desolados. Ya ni las calles ni las carreteras son vías seguras de comunicación. El campo, la ciudad, los hogares tienen otro rostro. Nuestra casa individual y personal, ahora camina con temor, insegura y nerviosismo.
Hay que hacer algo como ciudadanos, tomar iniciativas no-violentas en el presente para asegurar un futuro pacífico. No estamos en contra del combate al crimen organizado, sino en contra de una guerra estupida, socialmente indeseable, que vulnera nuestras libertades fundamentales! No podemos ni debemos de claudicar en la lucha por la salud y seguridad de todos los Mexicanos. Hagámoslo con inteligencia; la mejor batalla es aquella que no se libra.
Me resisto a pensar que pueda llegar el dia en que nos atrevamos a cuestionar a nosotros mismos, en nuestro suelo, en nuestra casa, en nuestro país, el sentirnos
¡Orgullosamente Mexicanos!
