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martes, 15 de marzo de 2011

¿Sustentabilidad? ¿Con Qué Se Come?






Sólo podemos dominar la naturaleza si la obedecemos
Francis Bacon



Toda enseñanza y todo aprendizaje inteligente
proceden de un saber previo

Aristóteles



Tengo un sueño.
Hagamos de este mundo un lugar,
en el que en nuestra próxima vida
nos guste volver como niños

Guillerm Ferrer









En un nombre encontramos muchas cosas. Muchas veces, el nombre que le damos a las cosas, no corresponde en la realidad a los hechos que pretende describir (Saramago, José: 2006. El nombre y la cosa: Fondo de Cultura Económica. México. 88 p). En ese intento de asociar el nombre a una cosa Plauto nos auxilia al enunciar que un nombre puede significar un vaticinio, un signo, un presagio, un anuncio, símbolo o profecía. Por tanto, el nombre trata de decirlo todo, ya que a nuestro entender, lo que no tiene nombre no existe. Y en consecuencia, el nombre se convierte en un destino o clave: Nomen Est Omen.

La idea que prevalece de esta sentencia clásica es que el significado de un nombre afecta a su poseedor o titular. Así, Sustentabilidad, representa el nombre o término que nos da la clave del futuro de la humanidad. La verdadera sutentabilidad, como la define John R. Eherenfeld (http://www.fastcompany.com/magazine/111/next-essay.html): es una visión más positiva y menos simplista, que no se refiere exclusivamente a la insustentabilidad –como profusamente se ha insistido en las últimas décadas--, sino más bien de la gran posibilidad de que toda vida, incluyendo la humana, perdure indefinidamente en la tierra.

Se trata, de un valor como la belleza, la justicia, la libertad, la verdad o el amor; de la propiedad de un sistema completo funcionando; que solo es evidente cuando todo funciona bien en relación con todo el resto. Esta noción holística es ya obvia en la clásica definición de ecología de Eugene P. Odum, como "La estructura y funcionamiento de la naturaleza".

Éste conocimiento sistémico no ha sido fácil poner en práctica, ya que como bien lo señala J.W. Forrester (http://sysdyn.clexchange.org/sdep/papers/D-4808.pdf), la mente humana no está adaptada para interpretar la forma en que se comportan algunos sistemas; y ello ha derivado en la incapacidad de reconocer que las instituciones sociales son sistemas al igual que una refinería o el piloto automático de un vehículo. Por tanto, al no reconocer que tanto los sistemas sociales como los sistemas físico-ecológicos pertenecen a la misma familia, el hombre ha puesto al planeta en riesgo, amenazado, en peligro, en vilo, herido de muerte y convertido en un paciente enfermo, que requiere de la intervención humana, tanto en el pensar como en el actuar.

En esa incesante búsqueda de soluciones ambientales, el rol estelar lo ha tenido la ciencia (del latín scientia, "conocimiento") --entendida cómo el proceso de adquisición y perfeccionamiento del conocimiento y la organización de dicho conocimiento--. La ciencia es el conocimiento proveniente de una práctica humana con reglas establecidas, cuya finalidad es obtener por diversos medios un conjunto de reglas o leyes universales, que dan cuenta del comportamiento de un sistema y predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas circunstancias. Esto significa, que lo que vemos en nuestro entorno son las consecuencias de la aplicación humana de los hallazgos científicos convertidos en tecnologías, maquinas, ciudades, que así como crean vacunas, bienestar y comodidades, también contaminan, ensucian, envenenan y agotan el aire, suelo y agua del planeta.

En la mitología griega, existió el dios marino, proteo, quien poseía una sabiduría y un don de profecía ilimitados, a la vez que la capacidad de transformarse vertiginosamente en animal, en árbol o en agua. Aquellos que anhelaban y se atrevían a conocer el futuro, debían sujetar al dios con firmeza para detener sus indefinidas metamorfosis. Así ocurre con la ciencia y sus practicantes. Los científicos, en su intento por desentrañar e interpretar la realidad, los fenómenos naturales, lo que nos rodea, los secretos de la naturaleza, lo han hecho como los “sonámbulos” (A. Koestler,2007. Los sonámbulos. Qed-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México. 491 p); que se mueven con gran soltura, que hasta parece que realmente saben hacia donde se dirigen; cuando en realidad su inspiración intelectual, sus descubrimientos, su creatividad mental sus teorías y leyes que nos aportan, siguen un curso en zigzag. Se parecen más a esos pasos firmes de un sonámbulo, que al volver a su lecho no se da por enterado de sus caminatas nocturnas, que forman parte de los sueños y de las pesadillas que producen.

La sustentabilidad es una visión del futuro que queremos, es la posibilidad de transformar nuestro entorno en una vida más digna, de más calidad, de mayor prosperidad. Es un modo designado para un propósito superior que consiste en salvaguardar la calidad del ambiente (Ruben Pesci. 2006. Vientos verdes: veinte ideas sobre la sustentabilidad. Ed Nobuko. Argentina. 165 p.)

Nuestra realidad demanda una actitud nueva y fresca hacia la vida para asegurar la posibilidad de su existencia. Urge el reconsiderar nuestras aspiraciones básicas: 1)que los ciudadanos tomen conciencia de su impacto colectivo sobre el entorno, 2) que reconozcan que el mundo presenta condiciones de vida severas, 3) que comprendan el papel de la naturalaza en la sustentación de la vida, 4) que contribuyan a la salud del planeta, 5) que acepten que estamos atrapados entre dos visiones del mundo: una ya agonizante y la otra, luchando por nacer, y 6) que fomenten la actitud de pensar más allá de lo verde, esto es, el pensar en lo sustentable. En este designio, es imprescindible la participación ciudadana, para asumir la responsabilidad de procurar en nuestra vida cotidiana, en el aula, en la casa o en el trabajo, un estilo de vida sustentable, acorde con la naturaleza que nos guía.

Una actitud sustentable contemporánea no esta reñida con la modernidad ni con el progreso; como tampoco lo está con los medios del desarrollo. Es la concepción inteligente, razonada y con bases científicas, de que la acción social comprometida con el desarrollo --sin adjetivos—y aplicada a todo esfuerzo y actividad humanas, constituye el único camino para alcanzar la sustentabilidad.

El moralista y ensayista Francés Joseph Joubert apunta que el “motivo no existe siempre para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira”. La motivación del pensamiento sustentable, no solo estriba en lo significativo que es el que sea alcanzado, sino que sirva como un referente que informa, comunica y educa, sobre un tema vital para la humanidad:


La Sustentabilidad de la Vida.


Es una Convocatoria a la búsqueda imperativa de cerrar la brecha entre un mundo deseable y uno posible; ese terreno desconocido –terra incognita—en el mapa del conocimiento humano en el que arraigamos nuestra esperanza por una racionalidad sustentable.

En palabras de Nietzsche:


"Es necesario navegar, dejando atrás las tierras y los puertos de nuestros padres y abuelos; nuestros barcos tienen que buscar la tierra de nuestros hijos y nietos, aún no vista, desconocida"



Jorge Galo Medina T.

Twitter: @wwwuaaanmx
Correo: jgameto4kind@gmail.com