"...Hoy existen soledades atroces dentro del mismo
matrimonio, entre padres e hijos, entre hermanos,
entre compañeros, entre vecinos.
La soledad no la eliminan la simple compañía, ni
siquiera el sacramento de la unión. Por eso se
empieza a decir que los esposos entre sí, que los
padres y los hijos, que los hermanos deben comenzar
por ser "amigos".
Y esto es más profundo de lo que parece.
¿Amigos dos que deben ser una sola carne?
¿Amigos quienes han nacido de un mismo vientre?
Sí, porque la amistad es una categoría distinta.
La que más da el sentido de la compañía. Porque al amigo,
más que a ningún otro, se le ama por sí mismo, y
con el amigo se comunica lo mejor del hombre interior,
nuestras profundidades más secretas.
¿No lo vemos en la vida de cada día? Una joven cuenta a su amiga
lo que no cuenta a su madre; un hombre cuenta
a su amigo lo que nunca dijo a su esposa. La
amistad tiene un algo misterioso que empuja a
la confianza, al abandono más completo. Es una
dimensión del amor sólo descubierta cuando se
comparte..."
Juan Arias
El Dios en que no Creo
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!