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domingo, 11 de mayo de 2014

La educación de la juventud y el futuro latinoamericano* 1a Parte

*Pluma invitada de este Blog
            
                                                                    Por Víctor Manuel Barceló R.


Parece un ritornelo inacabable señalar que la educación es uno de los motores que impulsan el proceso del bienestar en las sociedades, junto a condiciones adecuadas de alimentación y atención social a una salud de calidad. Gobierno que base en ello sus prioridades para la acción planificada de sus cuadros de mando y organice sus tareas puntuales en esas rutas vinculantes y a la vez diferenciadas, tendrá apoyo ciudadano.

Una democracia considera prioritariamente, en planes y programas de acción de sus gobiernos, esas tres vías de ejercicio de su gestión para avanzar en la distribución justa, equitativa de la riqueza nacional  (bienes y beneficios) y su usufructo racional.

Ello se sustenta en oportunidades de formación educativa a pueblos y comunidades, así como a sus individuos mayormente necesitados por su vulnerabilidad social, en que habrán de considerarse pueblos originarios y los marginales a las ciudades. La equidad no es un valor sin contenido, sino producto de una distribución de la riqueza real y comprobable en generalizadas condiciones mejores de vida.

A la educación universal se le clasifica generalmente en tres grandes bloques, coincidentes con la evolución psico-biológica de los seres humanos: educación básica (3 a 14 años), media o media superior (14 a 18 años) y superior, sin límite de edad. Cada nivel educativo tiene características diferenciales y requiere de consideraciones específicas, que lleven a sus componentes (padres-alumnos-maestros) a los mejores resultados en cuanto a la apropiación de las competencias esperadas en los alumnos.  

De la básica hemos conversado ampliamente, señalando sus fortalezas y grandes dificultades para que logre ser de calidad, no solo en nuestro país, sino en el continente americano al que pertenecemos. Lo mismo hemos intentado en cuanto a la educación superior, cuyos hándicap están acordes con la evolución científico-tecnológica del país y Latinoamérica, lo que lleva a la juventud con capacidades económicas a buscar preparación en otros horizontes y a traer avances en el manejo y aplicación de nuevas tecnologías, que resultan formidables en algunos terrenos, pero a la vez, adquieren tendencias de acción desnacionalizantes, por lo general.

Es el nivel medio el que menos hemos considerado. Tal vez en el que más se requiere investigar y definir estrategias, tanto en contenidos educativos como en técnicas pedagógicas que le quiten la frialdad a la enseñanza y hagan atractivo el grado a los adolescentes y jóvenes que debieran ser atendidos con calidez y calidad efectivas.

Dicho así, pareciera que pretendo descargar culpas en las “formas” en que se viene atendiendo la educación de los individuos en la edad más delicada -15 a 18 años- sector poblacional en que se creyera que se concentraron todos los “demonios” incontrolados del Planeta y que en la región latinoamericana muchos “dolores de cabeza” provocan, cuando debieran ser los impulsores de un nuevo ser humano para una nueva sociedad, en que los valores impulsen la equidad y la colaboración sociales.    

Hay quienes se atrevieron a llamarles “hijos sicarios”: viven con sus padres, estudian y  están ausentes del hogar al que llegan solo a “exigir” alimentos, dinero para sus gastos extra y a dormir a la hora que se les ocurre. Dice el psiquiatra César Mella (dominicano): “A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella”.http://solobuenavibra.blogspot.mx/2010/07/estamos-criando-vagos-por-el-dr-cesar.html

Acota más adelante: “Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por la Internet. No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar. Tienen juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lap más equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.”

Vale continuar: “Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda. Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y  buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!”.

“Nos asombramos –continúa Mella-  porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos –seguro se trata de una clase social pudiente- los acostumbramos a darles todo, incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan porque nos dicen, eso no me alcanza. Si son estudiantes, inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados. Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer es tu obligación mantenerme o, quien les manda andar de calientes…aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta partos de sus hijos y si se casan los tienes que mantener”.

“Con lo anterior, me refiero –afirma Mella- a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza. Ver:http://www.ilustrados.com/tema/9913/Correlacion-rendimiento-escolar-medios-comunicacion-estudiantes.html


“¿Entonces en qué estamos fallando?  Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptaban trabajos como, cerillos, limpiabotas y repartidores de diarios. Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y  lo mandamos todo al carajo: ¡Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé!”.

 “Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero. Muchos de nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido a Disney world mínimo una vez, cuando nosotros a los 20 si bien nos iba conocíamos la Ciudad de México, con su hoy vetusto, apestoso y atiborrado Metro. El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar”.

“Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen resolviéndoles la vida”.

“Este mensaje –dice Mella- es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades. háganles el hábito del ser agradecidos y no sean una punta de exigentes y “huevones”. Háganles el hábito de que sepan ganarse, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa, el dinero que en ocasiones se le da con honestidad, en la que no aportan nada para el pago de servicios. Háganles saber lo que cuesta ganarse cada plato de comida, cada recibo de luz, de agua, de renta, de sus diversiones, etc., Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita”.

“Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, que no estén vegetando, NO SU CUARTO, esa debe ser una obligación siempre sin pago de por medio. Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y  por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar. Que entiendan que asistir a la escuela, tener un trabajo o buscarlo es compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura”.

“Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles. Cuida lo que ven y ve con ellos la televisión, evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó. Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, platica con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán. Estamos comprometidos a revisar resultados, si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante”.

“Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto, por mas años que tengan. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangre la transición. Que cada quien tome el camino que le corresponda. Que haga lo que pueda y quiera sobre todo. Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente buena lo consintamos”, culmina el escrito incorporado en pleno en este artículo.

Mucho habrá que trabajarse para dar sustento documental al alegato –puede sonar altisonante y no ser ampliamente comprendido en algunos sectores-. El primer apunte que se ocurre es que cumpliría la máxima de que la educación empieza por casa. Si no hay base formativa sólida, plena de valores que impacte al niño, aún desde antes de nacer –en el vientre materno-relación cordial entre sus progenitores y de apoyo en el medio que vivan; una existencia colaborativa en la adolescencia y la juventud, será más difícil de lograr, ante la amenaza del desvío a la delincuencia. (continuará).
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com  Puebla, Pue. 4-mayo-2014.