Hoy asistí a una gran lección cívica, de humildad y de humanismo. Sucedió en la ceremonia del Premio Estatal de la Juventud 2011; que por vez primera en el país, incluyó tres categorias especiales: la de Jóvenes Internos, Jóvenes del Campo y Capacidades Diferentes. El mensaje de Jorge Nuñez, Director General de icojuve, transmitió la filosofía de la premiación al talento, esfuerzo, imaginación, participación social y actitud emprendedora de jóvenes entre 12 y 29 años de edad, al destacar que hay confianza y optimismo en la juventud estatal y nacional. El mejor testimonio de su optimismo es la gran diversidad de acciones que los jóvenes de todo el estado realizan en beneficio de sus comunidades.
Por otra parte, un mensaje muy emotivo y lleno de significado fue el que nos dejó el Prof. Andrés Mendoza Salas, Secretario Estatal de Educación y Cultura, al hablar del alma y espiritu juveniles que invadieron el recinto en que se llevó a cabo la premiación. En ellas se expresa lo que somos y nuestra fuerza; elementos ambos que abundantemente estuvieron presentes en todos y cada uno de los jóvenes que fueron galardonados. En los jóvenes Coahuilenses, hay fuerza y actitud, vigor y acción, valor y determinación. Nada más alejado de la realidad, el escuchar que toda la juventud está perdida, el ver congregados jóvenes con muy diversas aptitudes y actitudes; jóvenes que al ser estimulados por el icojuve seguramente se convertirán en ciudadanos útiles a sus comunidades, a su país.
Finalmente, una gran lección que merece ser comentada, fue la elección del lugar para llevar a cabo la premiación; el Centro de Diagnóstico, Internación y Tratamiento del Adolescente Varonil. Y uno de los galardonados, en la Categoría Jóvenes Internos, Mario, al dar su mensaje, se le quebró la voz y no pudo terminarlo, pero al hacerlo habló el silencio más fuerte que esa voz llena de esperanza y agradecimiento a la vida.
Hoy regresamos a nuestros hogares, revitalizados, henchida nuestra alma y pleno nuestro espiritu, por el testimonio de grandeza que cada jóven lleva en su persona.
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!