Le decía el zorro al principito (en esa bella fábula de Antoine de Saint Exupéry) 'la palabra es fuente de malentendidos'.
Y cómo no va a serlo. Recordemos a aquel hombre que en una ceremonia pública presentaron como un dotado magnáte empresarial, que había ganado 100 millones de dólares extrayendo carbón en Sabinas, Coahuila.
El hombre se levantó, un poco avergonzado, y dijo:
Los hechos que han reportado son sin duda correctos, pero no era carbón....era fluorita....y no fue en Sabinas, sino en Muzquiz....y no fueron 100 millones de dólares, sino 100, 000 pesos...y no era yo, sino mi hermano....y no los ganó, sino que los perdió.....
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!