"Por ignorancia de lo que un Maestro puede representar para ellos,
ciertos discípulos no saben qué comportamiento deben adoptar
ante él. Le impiden pues que les sea útil tanto como pudiera o
como quisiera, entorpeciendo así su propio progreso. Le
corresponde al discípulo descubrir cuáles deben ser sus
relaciones con su Maestro, cómo considerarlo y comportarse ante
él. No es el Maestro quien debe hacerle recomendaciones a este
respecto.
Un verdadero Maestro se contenta con dar su enseñanza y deja a
sus discípulos libres. Nunca les dirá: debéis respetarme,
admirarme, obedecerme… Nunca.
En primer lugar, porque es
inútil: nunca se impone verdaderamente el respeto, la
admiración o la obediencia.
En segundo lugar, porque el Maestro
no tiene necesidad de ello: tiene otras fuentes de felicidad y de
satisfacción.
Son los discípulos quienes, para su evolución,
deben encontrar la mejor actitud a adoptar frente a su Maestro,
esté aún en la tierra o en el otro mundo. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Nuestro deber es construir un mundo mejor, ¿Que clase de hombre es aquel que no quiera cambiar el mundo por uno mejor? Nuestra pequeñez en el vasto universo no debe limitarnos para mejorarlo. Para alcanzar lo posible, hay que intentar lo imposible. Creo firmemente que para cambiar al mundo hay que empezar por nosotros mismos. Labrar en nosotros mismos la mejor persona en que nos podamos convertir. ¡Al cambiar nosotros, el mundo cambia!