Creo en mi mismo.
Creo en las mercancias que vendo.
Creo en la empresa para la que trabajo.
Creo en mis colegas y ayudantes.
Creo en los productores, los creadores, los
fabricantes, los distribuidores, y en todos los
trabajadores industriales del mundo que tienen
un trabajo y lo dominan.
Creo que la verdad es un activo.
Creo en el buen ánimo y en la buena salud,
y reconozco el hecho de que el primer requisito
para el éxito no debe ser alcanzar un dólar,
sino conferir un beneficio, y que la recompensa
vendrá automáticamente.
Creo en la luz del sol, el aire fresco, las espinacas,
las manzanas, la risa, el sueño, los bebés y la gasa,
siempre recordando que la palabra más grande de
la lengua es la suficiencia.
Creo que cuando hago una venta, hago un amigo.
Creo que cuando me separo de un hombre,
debo hacerlo de tal modo que cuando él
me vea otra vez, él se alegre, y yo también.
Creo en las manos que trabajan, en las mentes
que piensan y en los corazones que aman.
Creo en las mercancias que vendo.
Creo en la empresa para la que trabajo.
Creo en mis colegas y ayudantes.
Creo en los productores, los creadores, los
fabricantes, los distribuidores, y en todos los
trabajadores industriales del mundo que tienen
un trabajo y lo dominan.
Creo que la verdad es un activo.
Creo en el buen ánimo y en la buena salud,
y reconozco el hecho de que el primer requisito
para el éxito no debe ser alcanzar un dólar,
sino conferir un beneficio, y que la recompensa
vendrá automáticamente.
Creo en la luz del sol, el aire fresco, las espinacas,
las manzanas, la risa, el sueño, los bebés y la gasa,
siempre recordando que la palabra más grande de
la lengua es la suficiencia.
Creo que cuando hago una venta, hago un amigo.
Creo que cuando me separo de un hombre,
debo hacerlo de tal modo que cuando él
me vea otra vez, él se alegre, y yo también.
Creo en las manos que trabajan, en las mentes
que piensan y en los corazones que aman.