"Un maestro afecta a la eternidad;
nunca se sabe dónde termina su
influencia",
Henry Adams.
El profesor Morrie, antes de morir organiza un "Funeral en vida".
En vivo y a todo color, escuchó todos los elogios posibles que se
dice en el panteón, de alguien que muere. Hubo risas, llantos,
sentimientos encontrados. El profe, animado por tantas cosas que
se dijeron, tambien dijó lo que sentía y que rara vez se dice a los
que se ama.
En la vida real,todos podemos hacer, cada día, un 'Funeral en Vida'.
Ello significa enterrar, despedir, elogiar a todas esas cosas que en el
pasado nos sirvieron y que ahora son obsoletas.
Hay que crear nuestro panteón secreto para desechar lo inservible,
lo que nos estorba. Vaciemos nuestra mente y alma para dejar espacio
para lo nuevo. No acumulemos chatarra mental y limpiemos nuestro
closet personal e íntimo.
Ayudemos a la ley de la vida, como bien lo espresó James Joyce
"Un niño duerme: un viejo se marcha. Oh, padre renegado, perdona a tu hijo"
Recordemos que "A veces los árboles se rompen sobre el peso de sus propias
frutas" (Valeriu Butulescu). Desechemos esas cargas inecesarias que nos
limitan el vuelo, que te aferran al pasado, que no te dejan crecer.
Actuemos con cautela, seamos conservadores solo para preservar y
cultivar lo bueno (raices); pero muy radicales para eliminar, para podar,
para renovar lo malo (el follaje renovador).
El árbol, mucho tiene de frondoso, lo mucho que tiene de escondido.
¡Que tengas un magnífico funeral!
*Inspirado en el libro de Mitch Albom. 2002.
Martes con mi viejo profesor. Editorial Oceano.
México. 224 p.