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jueves, 29 de septiembre de 2011

Casa Llena, Hogar frío, Vacío Familiar*



Silvia Lizbeth Medina de Moreno
Jorge Galo Medina T.



                                                                                          "La fortaleza de una nación está
en los hogares de su gente"
                                                                                                                              Abraham Lincoln



La cultura del consumismo ha llenado las casas de cosas materiales que las adornan, las hacen más funcionales y en muchos casos, son símbolo de  status, modernidad y buen gusto. Para poder mantener ese ritmo, muchas parejas deciden trabajar, lo que las orilla a internar en guarderías privadas o públicas a los hijos, desde muy temprana edad.  Éstos crecen con mayor independencia,  desarrollan ciertas habilidades de manera precoz, aunque permanecen mucho tiempo alejados del padre y de la madre.

Es común observar que no siempre se tiene claro la diferencia entre casa y hogar:

“…La casa es el lugar donde habitamos. La componen las paredes, las puertas, las ventanas y todos los utensilios que en ella hay.
Pero el hogar está formado por las personas y sus relaciones. El calor de un abrazo, el sentir de un beso. Una bienvenida, un regaño, una caricia.  El hogar es la sonrisa del hijo(a), la ternura de la madre o la bendición del padre…”¹


La casa se construye en un determinado lapso de tiempo empleando paja, madera o ladrillo. El hogar se edifica día a día con aquellos trocitos de ternura, de perdón, de tolerancia. La casa es un "eso", el hogar es un "nosotros". La casa es fría y sin vida, el hogar es cálido y esperanzador.

Por estas razones el hogar deja se cumplir su misión de albergar a una familia funcional; empieza a ser descuidado y representar sólo una casa plena de objetos materiales, pero vacía familiarmente. Se empiezan a experimentar en la familia,  tanto un vacío físico como uno emocional.

En muchas circunstancias  hay presencia física pero  ausencia emocional; esto es,  se está físicamente en la casa, pero te la pasas  viendo televisión, en la computadora, en el celular o teléfono, sin ponerle atención a las necesidades de tu hijo o de tu pareja. En otras situaciones existe presencia emocional  pero ausencia física; ello se manifiesta en las parejas  divorciadas, que aunque  estés en casa,  influyes emocionalmente en el comportamiento de tu hijo. Ambos casos corresponden a vacíos ambiguos.

De todos los vacíos que se experimentan en las relaciones, el vació ambiguo es el más devastador porque es poco claro. No hay certidumbre o cierre en cuanto a la ausencia o presencia de una persona.

Al reflexionar en tu propia familia, ¿te identificas con alguno de estos vacíos? Hazte las siguientes preguntas:

·       ¿De qué maneras ha estado él o ella ausente?
·       ¿Cuál fue la razón para que se fuera, si no está presente en
           lo físico?
·       ¿Quién ejerció la mayor influencia en la toma de esa
           decisión?
·       ¿Pensaste que eras la causa de que se fuera?
·       ¿Cuáles han sido los efectos de que esa persona no esté?
·       ¿Con quién hablaste acerca de este vacío?
·       ¿Temes de que alguna otra persona que amas se vaya?



Los vacíos familiares son el resultado de una ausencia y la ausencia genera permisividad. La verdad es que ningún juguete, por más costoso que sea, puede sustituir el mayor regalo de un padre para su hijo: su cercanía y dedicación amorosa. En lugar de lo anterior le das permiso de ir a todos lados, le das dinero para que se divierta en lugar de divertirte con tu hijo, no le llamas la atención por situaciones que se deben de corregir, etc.
La ausencia también engendra resentimiento. Por tanto Un hijo puede acumular tanto resentimiento contra su padre que finalmente se rebela, es común ver estos comportamientos movidos por el resentimiento:

·       Hijos que se oponen prácticamente a todo lo
          que proviene de sus padres.
·       Asesinatos de padres en manos de sus propios
           hijos
·       Hábitos destructivos  (drogas, alcohol, relaciones, etc.)
           que tiene su origen en un deseo de hacerle daño
            a un padre ausente
·       Piensan y actúan en función de esta frase: “me las
           vas a pagar en la primera oportunidad”
Asimismo, a ausencia produce desorientación. Ante la ausencia los hijos encuentran otros modelos de comportamiento y desarrollan un sistema para tomar decisiones que tal vez no es el mejor. La desorientación se manifiesta de diferentes formas:

·       Decisiones equivocadas
·       Vicios
·       Extravío moral
·       Desorientación vocacional
·       Deshonestidad
·       Valores distorsionados
·       Incapacidad para tomar decisiones correctas --moral, ética,
           sexualmente, etc.

Toda actitud tiene efecto acumulativo en el hijo, entre mas ignores a tu hijo, no le prestas atención, no le dedicas tiempo, se van acumulando sentimientos negativos contra ti.

Es necesario pedir cuentas a los hijos de los que hablan, piensan actúan, en que se gastan el dinero, por qué, con quién, dónde, etc., para forjar el carácter. Es necesario incomodarlos con preguntas, a dónde, quién, cómo, cuándo, dónde, para estar presentes.

La clave de la solución está en dedicar mayor tiempo a los hijos. Ello se puede realizar teniendo participación activa en casa, porque no se puede sustituir con nada la conversación trascendental con los hijos. Constituye la base de  un matrimonio sólido, que les será fundamental a los hijos cuando  tomen la decisión de  escoger  a su pareja correcta para el matrimonio; de lo contrario no sabrán qué modelo seguirán.

Hay muchas medidas que se pueden tomar para evitar situaciones de  infidelidad en el matrimonio, que propicien ausencias y desencadenen  vacíos familiares. Entre ellas  se recomienda:

1.      Salir semanalmente en pareja.
    2.     Celebrar algo mensualmente.
    3.     Escápate cada cuatro meses con tu pareja.
    4.     Irse a un retiro de fin de semana para planear el futuro.

A fin de mantener a la familia presente en el hogar, es altamente  recomendable  hacer las siguientes actividades compartidas:

1.      Disfrutar  en familia semanalmente.
    2.     Tener una cita a solas con cada hijo mensualmente.
    3.     Meter en la agenda a tu familia.
    4.     Vacaciones anuales en familia.

Muchos de los problemas que observamos actualmente en la escuela básica, en la media superior y en la universidad, tienen su origen en las relaciones familiares. Las casas con muchas cosas necesitan convertirse en hogares llenos de amor, armonía y presencia.
 De esta manera se puede transformar la familia vacía  en una familia integrada, funcional, en la que los hijos  crezcan con amor, reciban una educación de calidad, que los blinde contra las tentaciones modernas y los aleje de las adicciones. Un hogar verdadero  en el que las parejas permanezcan unidas, fieles y  preparadas para los embates y problemas propios de la agitada vida matrimonial del siglo XXI.


___________
*En base a la conferencia “Vacíos Familiares”, impartida por  Alejandro Mendoza  y promovida por el Departamento de Desarrollo Humano del  Colegio Americano de Saltillo, Coahuila de Zaragoza, el 27 de septiembre de 2011.

¹ Dr. Daniel Villa ¿Casa u Hogar? Consultado el 29 de septiembre en http://www.impactofamiliar.org/articles/casa_u_hogar.asp