“Actualmente,
los profesores y las juventudes
que
ocupan los espacios universitarios
carecen de referentes sociales derivados
de
vivencias con organizaciones
productivas, e incluso se mantienen
al margen de los movimientos laborales”
Sinecio López Méndez
Vinculación para un
aprendizaje congruente
La Jornada del Campo
Existe,
actualmente, una amplia brecha en la vinculación de las instituciones de
educación superior e investigación y su entorno. Ello significa la
impertinencia de los programas educativos para resolver problemas; de la
insuficiencia de la investigación científica que se lleva a cabo; y de la formación
profesional alejada de una nueva actitud emprendedora, creativa, innovadora y
con un alto nivel de sentido social y de competencia.
La
desvinculación de la oferta técnico-profesional de las universidades y centros
de capacitación con las organizaciones de productores y con las empresas
agroindustriales, se refleja en el incipiente impacto de la investigación
científica y tecnológica para crear, innovar y adoptar tecnologías adecuadas
para la transformación del campo.La vinculación tiene una estrecha relación con la transformación estratégica de la Universidad y se troca en un componente esencial de las funciones fundamentales de la misma.
Parte fundamental del deber ser de la institución, descansa en diversas tareas de vinculación de la Universidad, a través de la ejecución de acciones y proyectos de alta calidad y de beneficio mutuo con los sectores social, público y productivo. Mediante ellas, se proporcionan servicios profesionales, incluyendo la gestión de tecnología, para lograr el desarrollo sustentable -tecnológico, social, económico y ecológico- del país. Asimismo, la vinculación se percibe como una sólida estrategia para el mejoramiento académico, especialmente la formación de recursos humanos, la actualización del currículum de las carreras y programas docentes que se imparten y los métodos de enseñanza-aprendizaje y la consolidación de la base científica técnica de investigación.
Las acciones de vinculación de las instituciones de educación superior son prioritarias, ya que la sociedad demanda que
las universidades no sean únicamente formadoras de cuadros técnicos
profesionales, sino que también contribuyan al desarrollo nacional con aportaciones
efectivas a la solución de problemas. De tal manera que, muchas universidades,
consideran la vinculación como una función sustantiva adicional a las
tradicionales
La Misión
Universitaria en términos de la vinculación es colaborar con el desarrollo de la
sociedad, para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y
mejorar la calidad de vida de la población en general, a través de la
generación y transferencia de tecnología eficiente y de la prestación de
servicios oportunos y de alta calidad.
Ninguna
universidad cumplirá plenamente su misión fundamental si no se apropia de la
vinculación y la establece orgánica y estructuralmente como una función
universitaria; con las variantes y condiciones que cada institución educativa
establezca para su realización. Y que, adicionalmente, ésta
función sea reconocida por la comunidad universitaria y respondan a las
necesidades del entorno.
Pero hay que
reconocer que la misión de la universidad va más allá de su relación con el
entorno social y económico. El debate contemporáneo aún persiste en cuanto a
los fines de la universidad. Por un lado su misión de formación cultural, humanista
y científica; y por otra, la formación
profesional dictada por la necesidad de aplicar el conocimiento al mundo
laboral. Esto es, el fin humanista versus el fin utilitario. Para ello, veamos
lo que argumenta Margarita Peya Gascóns, de la Universidad de Barcelona:
“…la
universidad no es una empresa de formación.
Una universidad reducida a empresa no sirve a
los ideales de verdad y desarrollode la cultura y a la formación de pensadores. Si fuera así, se limitaría a producir
profesionales medianamente útiles a la sociedad. La universidad es una institución
académica que, naturalmente, en los diferentes programas de formación de las distintas titulaciones ha de tener en cuenta las necesidades y las demandas del mercado laboral, pero al tratarse de una institución de rango académico superior,
esta formación no es suficiente. Se espera que a la par que el estudiante adquiere competencias sobre la propia profesión, se forme también en los valores estrechamente ligados a la formación universitaria, como son la búsqueda de la verdad; la honestidad como valor que conduce al conocimiento y a las limitaciones del saber, la acción y las propias carencias; la solidaridad que equivale al compromiso con la sociedad; el respeto a la vida y a los demás como factor de cohesión social y también el respeto a la naturaleza como conciencia ecológica; la responsabilidad como asunción de compromisos; la justicia como medio de procurar la mejor distribución e igualdad de oportunidades; la integridad como ejemplo de rectitud; la libertad como autodeterminación y elección de alternativas; los principios éticos, entre muchos otros. Por tanto, la universidad como portadora de valores es creadora de una cultura en la que, además del conocimiento técnico, deben imperar el humanismo, la investigación, la innovación y la transferencia, entre otros aspectos…” (Peya Gascóns, 2011)
Lo que
está en el fondo del debate es si la universidad forma para la vida ciudadana o
forma para la vida laboral. Ambas perspectivas me parecen que no pueden
separarse. En la universidad tienen cabida, sin excluirse mutuamente, la
tradicional formación humanista y la coyuntural formación para servir al
mercado. En su investigación acerca de los vínculos entre el conocimiento y la
productividad, y que de manera directa impacta en la formación universitaria,
De Mendoça Silva (2011) concluye: “…la
universidad debe equilibrar la formación profesional con la humanística, pues
de no ser así acabará convirtiéndose en un sector más del proceso educativo,
con la función de aportar la mano de obra que éste necesita…”
Partiendo
de diversas experiencias en ese contexto, y en plena coincidencia con la Dra. Mendoça
Silva, planteábamos que los estudiantes
deben de formarse integralmente. Esto es, recibir educación de calidad y
excelencia para su formación en el trabajo. Pero que además deberían de
formarse para la vida; es decir formar
“…personas
equilibradas, libres, responsables, emocionalmente inteligentes,
intelectualmente capacitadas, moralmente fortalecidas, mentalmente preparadas
para vivir plenamente. Esta es la asignatura pendiente por la que tendrán que
examinarse las universidades, en el siglo XXI, pues hoy en día parecen olvidar
que, ante todo, deben ser el crisol en que se humanice el desarrollo general
basado en el desarrollo, crecimiento y superación del ser humano…” (Medina,
2009)
Literatura
Citada
Medina T., Jorge
Galo. 2009. Humanizar el desarrollo para desarrollar al ser humano. In: Alvarez
Siller, Adriana. Conócete…Libérate…Vive. Autoconocimiento: La clave del
autodominio y la liberación espiritual. Universidad Autónoma Agraria Antonio
Narro. Buenavista, Saltillo, Coahuila. 46 p.
Mendoça Silva,
Vera Lúcia. 2011. Universidad y empresa. Los vínculos entre el conocimiento y
la productividad. Editorial Fontamara. México, D.F. 233 p.
Peya Gascóns,
Margarita. 2011. Algunas reflexiones sobre la formación en la universidad.
Nursing 29 (1):6